Durante la firma del acuerdo, en las instalaciones de la Secretaría de Gobernación, el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Alejandro Poiré, dijo que éste paso es una muestra que en México "es posible el desarrollo pleno, personal, cultural y social de los refugiados".
El funcionario aseguró que "México siempre ha abierto las puertas a todo aquel que es perseguido y ha extendido la mano a todos los que genuinamente solicitan refugio".
Por ello, agregó, con la firma de estas bases "les abrimos las puertas a una vida digna, a una vida de oportunidad, fortalecemos poco a poco la posibilidad de revalidar, de completar sus estudios y así el ejercicio de sus derechos".
A su vez, la coordinadora general de la Comar, Katya Somohano, refirió que un reciente estudio conducido por la oficina del ACNUR en México, muestra que entre las dificultades reportadas por los refugiados en lo referente a la educación destaca el desconocimiento de diplomas extranjeros por los empleadores.
El estudio señala que los desplazados han enfrentado obstáculos para la presentación de documentos, tales como diplomas, planes y programas de estudios, ya sea porque no existe el equivalente en sus países de origen, o porque es imposible obtenerlos.
Con la firma de este acuerdo, agregó Katya Somohano, la población refugiada tendrá en sus manos una herramienta fundamental para retomar los proyectos de vida que se hubiesen visto truncados por la violencia, la persecución y el odio.
El comisionado de la ONU para los Refugiados, Fernando Perotti Alvarado, celebró también este convenio, pues tras haberlo perdido todo, niños y padres asilados conceden un enorme valor a la escolarización. "Asistir a clases puede ayudarlos a adaptarse a las alteraciones que han sufrido sus vidas", expuso.