12 marzo, 2009

Día de la Mujer 2009. El trabajo del ACNUR con las mujeres y niñas desplazadas en Colombia

ACNUR. En todo conflicto armado, las mujeres están expuestas a mayores riesgos de violencia sexual y de género. En Colombia, donde la violencia y explotación sexual son algunas de las causas más frecuentes del desplazamiento forzado, el ACNUR está trabajando con autoridades del Estado y con las personas desplazadas para ayudar a las víctimas a tratar algunas de las raíces del problema.

IBAGUÉ, Colombia 5 de marzo de 2009 (ACNUR) - Las mujeres y niñas conforman más de dos tercios de la población desplazada en Colombia, una de las más grandes en el mundo con más de 2.8 millones de casos registrados. Su género no es una coincidencia. En medio del conflicto, muchas han sufrido de violencia directa relacionada con el hecho de ser mujeres.

Elvira* llegó en Diciembre pasado con sus dos hijas de 18 y 15 años a la ciudad de Ibagué, ubicada en el centro de Colombia. Su familia solía vivir en una finca, en una zona rural con fuerte presencia de grupos armados irregulares. Con el paso del tiempo, mientras las niñas iban creciendo, Elvira se sentía más nerviosa, como todos en la región sabía de muchas jóvenes que habían sido reclutadas por el grupo irregular como combatientes o para prestar servicios sexuales.

"Mi marido no quería dejar la finca y discutimos acerca de eso. Él me pegaba; de donde vengo esto es lo que los hombres hacen". Elvira explica que estaba preocupada de irse a la ciudad sola con las niñas, sin medios económicos para sobrevivir. Pero ella finalmente huyó después de que su sobrina de 15 años, quien vivía en una finca cercana fue reclutada. "Mi marido no nos dejó llevarnos la mula, entonces caminamos por dos días", agrega.

Primero llegaron a un pequeño pueblo donde las tropas de las fuerzas armadas estaban instaladas. Elvira pensó que esto le daría en cierta medida seguridad a su familia. Pronto, su hija mayor empezó una relación sentimental con uno de los soldados. Al poco tiempo de que el batallón se hubiera ido, la familia recibió amenazas de muerte y fue declarada "objetivo militar" por un grupo armado irregular, quienes miraron la relación de la niña con un soldado como "colaboración con el enemigo".













La estigmatización y persecución como una retaliación de una real o percibida relación con actores armados y miembros de la Fuerza Pública es uno de los factores de riesgo identificados por la Corte Constitucional colombiana en el Auto 092 del 2008 por la protección de los derechos de las mujeres desplazadas. Otros riesgos incluyen la violencia sexual y el abuso como consecuencia del conflicto, riesgo de explotación sexual y esclavitud, reclutamiento forzado, persecución de líderes de organizaciones de mujeres, entre otros.

"La violencia sexual contra la mujer es una práctica habitual, extendida, sistemática e invisible en el contexto del conflicto armado colombiano, así como lo son la explotación y el abuso sexuales, por parte de todos los grupos armados ilegales enfrentados, y en algunos casos aislados, por parte de agentes individuales de la Fuerza Pública" indicó la Corte en el mismo Auto 092 de 2008.

















En efecto, la violencia en contra de las mujeres es una de las causas que encabezan el desplazamiento forzado en Colombia; la mitad de todas las mujeres desplazadas reportan algún tipo de violencia de género. Pocos mecanismos de prevención se están poniendo en práctica, en parte porque muchas víctimas vienen de lugares marginales y conflictivos del país con poca presencia civil del Estado.
"La falta de la presencia civil del Estado puede tener un impacto negativo especialmente en las mujeres: falta de acceso a la educación y la salud, por ejemplo, son conocidos por ser factores de riesgo serios y existen muy pocos mecanismos en zonas rurales para denunciar abusos y violaciones", dijo Jean-Noël Wetterwald, Representante del ACNUR en Colombia, quien añadió que la Agencia se está enfocando este año en hacer esfuerzos de prevención en zonas priorizadas alrededor del país.

El año pasado, el ACNUR condujo diagnósticos participativos con casi 300 mujeres en Colombia, en un esfuerzo para identificar los retos específicos que ellas afrontan antes y durante el desplazamiento y sus necesidades resultantes. Las estadísticas son especialmente difíciles de reunir dados los lugares remotos afectados y la sensibilidad del tema, pero lo poco que se sabe conlleva a una situación crítica.

















De acuerdo con los cálculos, el 30% de las mujeres desplazadas no tienen acceso a cuidado prenatal, el embarazo en adolescentes se estima en un 37% y más de la mitad de las mujeres desplazadas reportan maltrato de su esposo o su pareja. Alrededor de la mitad de las familias desplazadas tienen como cabeza de hogar a las mujeres, sin fuentes para su sostenimiento económico. Las mujeres raramente poseen títulos de sus tierras o propiedades y, en particular, las indígenas y afrocolombianas no tienen documentos de identidad. La mayoría de las mujeres que han sufrido de violencia no saben a dónde acudir por protección o denunciar un abuso.

El ACNUR se está enfocando en la intervención de actividades de prevención en áreas de alto riesgo, por ejemplo, con la organización de campañas de documentación con la Registraduría Nacional para proporcionar documentos de identidad a las mujeres en zonas de conflicto. A lo largo del territorio nacional, el ACNUR apoya la creación y la capacitación de grupos de derechos de mujeres y entrena funcionarios locales en cómo tratar casos de violencia de género. Así mismo, apoya la construcción de albergues e internados en zonas de conflicto para permitir a las jóvenes que estudien en condiciones de seguridad.

*Nombre cambiado por razones de protección

Por Marie-Hélène Verney
en Ibagué, Colombia
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La CIDH condena el asesinato de un defensor de derechos humanos en Colombia

Washington, 12 mar (EFE).- La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó hoy el asesinato en Colombia de Álvaro Miguel Rivera Linares, defensor de los derechos del colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT) y de las personas con VIH/sida.
En un comunicado, la CIDH instó al Estado colombiano a que efectúe una investigación exhaustiva y sancione a los responsables de este asesinato.

Según la CIDH, el pasado 6 de marzo Álvaro Miguel Rivera Linares fue hallado muerto en su apartamento en Cali (suroeste), amordazado y maniatado, con los dientes rotos y golpes en el cuerpo y la cabeza.

Este activista había llegado a Cali escapando de las amenazas y del hostigamiento que sufría en Villavicencio (centro), también como resultado de su activismo por los derechos de la comunidad LGBT, denunció la comisión.

La CIDH señaló que ha recibido información sobre la situación de inseguridad de las personas que trabajan en defensa de los derechos de la población LGBT en Colombia, en particular en la ciudad de Cali.

En este sentido, reiteró que la labor de defensores "es esencial para la construcción de una sociedad democrática sólida y duradera".

Estas personas tienen además un papel de protagonistas en el proceso "para el logro pleno del Estado de Derecho y el fortalecimiento de la democracia", afirmó la CIDH.
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los desplazados Colombianos aprenden con el teatro a defender sus derechos

Bogotá, 12 mar (EFE).- El drama de los desplazados internos de Colombia por el conflicto armado ha encontrado en el teatro una plataforma para que sus víctimas, desde el escenario, aprendan de forma espontánea cuáles son sus derechos.
Así se demuestra en "Horacios y Curacios", obra adaptada del alemán Bertold Brecht, que forma parte de una estrategia pedagógica para las víctimas diseñada por la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).

Con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), esta obra de humor negro demuestra que en cuestiones de violencia el ser humano no ha progresado y que pervive la impotencia del hombre frente a los horrores de la guerra.



El retorno a su pueblo de Gertrudis y su hijo, desplazados por la guerra colombiana, centra la trama de "Horacios y Curacios", en la que su director, Daniel Rocha, quien toma como referencia a Hamlet, de William Shakespeare, ahonda en el profundo dolor físico y sicológico.

Rocha genera así una reflexión sobre el restablecimiento del derecho que tiene cada persona a existir con dignidad.

Es por esto que el público se ve obligado a asumir una actitud participativa en la obra, que ya ha recorrido nueve ciudades y pueblos colombianos y este miércoles fue presentada en Bogotá.

Gertrudis y su hijo, en este caso representados por actores que interpretan el papel de una familia obligada a desplazarse tras padecer daños físicos y emocionales, se encuentran a su regreso con una pareja de vecinos.

Todos ellos cometen una serie de errores cuando se disponen a reclamar sus derechos, debido a que no saben cómo hacerlo.

A continuación, se cambian los papeles y las víctimas que forman parte del público se suben al escenario para dar un giro al argumento y evitar que los actores sigan cometiendo los mismos errores.

La idea, según el director, es que las víctimas asuman el rol y se conviertan en los protagonistas.

"Esta obra va ser escrita por ustedes en la medida en que lo que nosotros queremos es que esa realidad que nosotros vamos a presentar aquí debe conducirnos a alguna otra cosa", explica Rocha a su público formado por víctimas.

Para Rocha, esta pieza teatral es un "antimodelo" de lo que deberían ser víctimas bien informadas y documentadas, que creen en el Estado social de derecho y tienen confianza.

La propuesta es un "teatro de transformación", en el que los asistentes, las víctimas de la guerra, se cuestionen: "¿Cómo hago para que la realidad de esta obra cambie?", y por consiguiente sus propias vidas.

Lo fundamental es la interacción de actores y víctimas, el manejo del miedo, la ruptura de lazos y redes sociales, y la salud mental.

También tiene por objetivo comprender las dimensiones de la reparación material y simbólica, la restitución de tierras y bienes y el buen nombre, el papel del Estado y los abogados, así como la garantía de no repetición.

"Horacios y Curacios" forma parte de una estrategia que contempla una construcción de redes de acompañamiento social y que se basa en una "caja de herramientas", compuesta por documentos de la CNRR, cuya finalidad es formar a las víctimas.

Ahora, estas 500 "cajas de herramientas" serán enviadas a distintos rincones de Colombia para educar en la apropiación de los derechos de la mano de la OIM y la AECID.
El coordinador general en Colombia de esa agencia española, Miguel González Gullón, adelantó que esta organización seguirá ayudando de manera eficaz a las instituciones del Estado colombiano y a los afectados por la guerra.

Se hará desarrollando "herramientas comunicativas, jurídicas y culturales que realmente ayuden de manera eficaz a facilitar una implementación real de todo el proceso de reparación", indicó.

La propuesta teatral de la CNRR busca así proyectar las emociones y generar espacios a las comunidades para fortalecer actitudes y prácticas en favor al respeto a la diferencia y la generación de confianza.

La idea central es que, una vez concluida la obra, el público haya asumido el mensaje de que "es el tiempo de las víctimas".
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