10 julio, 2008

II CONFERENCIA DE BELEM DO PARÁ“Género y Feminismo. Desarrollo Humano y Democracia” Maria Leon

Me gustaría introducir estas palabras, diciéndoles a tan distinguidas y distinguidos personalidades que se han dado cita en esta bella ciudad de Caracas, que este valle estuvo habitado por los indígenas Toromaimas y el Río Guaire que la cruza, alrededor del cual transcurría la vida de nuestras antepasadas y antepasados, lo recuerdo en mi infancia como un río navegable que fue convertido en un depósito de aguas servidas durante los 40 años de gobierno capitalista y neoliberal. Este gobierno lleva adelante una campaña ambiental para rescatar nuestro río y espero que cuando vuelvan a Caracas puedan apreciar sus límpidas aguas. Pues bien, yo me siento una Toromaima y me gustaría invocar en este momento a la Diosa de los tiempos para hablarles como toromaima.


Dicho lo anterior pasaré a mis palabras. Queridas y queridos compatriotas, Canciller Nicolás Maduro, Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela; ciudadano Jorge Valero, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), ciudadana Carmen Lomellín, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA), ciudadana María del Rocío García Gaytán, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres de México (INMUJERES) en representación de la Presidencia de los Estados Parte del MESECVI, ciudadanas y ciudadanos integrantes de las distinguidas Delegaciones que nos visitan, ciudadana Susana Chiarotti, Coordinadora del Comité de Expertas (CEVI-MESECVI), ciudadana Mercedes Kremenezky, Secretaria Técnica del MESECVI, distintas autoridades de los Poderes Públicos de la República, ciudadano Isaías Rodríguez, Ex Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, Diputada Noelí Pocaterra, Diputada Flor Ríos, Diputada Marelys Marcano y demás Diputadas y Diputados de la Asamblea Nacional, integrantes del Cuerpo Diplomático, ciudadana Corina Fumero Directora e Relaciones Internacionales del Instituto Nacional de la Mujer, Representantes de Organismos Regionales e Internacionales, Representantes de la Sociedad Civil y Movimiento de Mujeres, ciudadanas representantes de nuestra Fuerza Armada Nacional, integrantes de las Organizaciones No Gubernamentales que nos acompañan, compatriotas todos y todas:

Para la República Bolivariana de Venezuela, para su Presidente, Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, para las mujeres de Venezuela y el resto del Hemisferio y para mi persona como Ministra de Estado para Asuntos de la Mujer es una excelente oportunidad la realización de esta Segunda Conferencia de los Estados Parte del Mecanismo para la Implementación de las Disposiciones de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención Belèm do Pará” para dar a conocer y reflexionar sobre tan importante Mecanismo en un país en el cual se vienen dando cambios inéditos desde la llegada al poder del Presidente Hugo Chávez Frías, un gobierno que se fundamenta en el empoderamiento del pueblo y el pueblo somos las mujeres y los hombres que lo constituimos.

Se puede decir que la República Bolivariana de Venezuela es el único país del Hemisferio que incorporó, en el texto fundamental de la nueva República o Constitución de 1999 el articulado y el espíritu, propósito y razón de la Convención Belém do Pará y de la CEDAW, y de otros instrumentos internacionales que versan sobre los derechos humanos de las mujeres.

Quien haga una lectura de nuestra Constitución constatará que la misma es recorrida desde el comienzo a fin por los derechos humanos de las mujeres que los movimientos libertarios han ido cristalizando en los instrumentos internacionales. Ello es muy importante sobre todo si tomamos en cuenta que el ordenamiento jurídico: leyes, decretos, ordenanzas, resoluciones, contratos y sentencias deben mirar a la Constitución como norma fundamental. Pero al mismo tiempo que avanzamos en materia constitucional, Venezuela fue el primer país en América Latina y el undécimo en el mundo en Aprobar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Lo afirmado es de especial trascendencia si se toma en cuenta que el marco legislativo debió avanzar para ponerse a tono con la nueva realidad histórica y política de nuestro país.

La realidad de nuestro país, al igual que la realidad del resto de países de América Latina y del Mundo, refiere el problema de la violencia contra las mujeres como una pandemia. Para el momento del inicio de nuestro gobierno (febrero de 1999) había entrado en vigencia en el país la Ley sobre Violencia contra la Mujer y la Familia. Una ley que se quedaba corta ante el problema de la violencia contra las mujeres, limitándola (en mucho) a la violencia doméstica o intrafamiliar e interpretada usualmente a favor de la familia y no de la mujer. A esto se unió el terrible problema de la justicia sexista. Fue el tema de la justicia el que nos hizo ver con toda la crudeza posible que una ley, por más avanzada que sea, si no es aplicada con perspectiva de género, dejará por fuera una y otra vez las necesidades, reclamos e intereses de las mujeres. Por ello, ante una Sentencia de la Sala Constitucional que declaró la nulidad parcial de varios artículos de la Ley sobre Violencia contra la Mujer y la Familia, dimos un paso adelante y propusimos ante la Asamblea Nacional un nuevo marco legislativo para el tratamiento de la violencia contra las mujeres. De un esfuerzo conjunto, del apoyo que recibimos de la Comisión Familia, Mujer y Juventud de la Asamblea Nacional surgió una nueva legislación, que dio al traste con la dolorosa dicotomía público-privado y que hizo del tema de la violencia contra las mujeres un asunto público, una cosa pública, un tema central de la República. Es por ello que después de haber andado el camino de la impunidad en la era del puntofijismo, el cual entendía la violencia contra nosotras limitada al estrecho espacio doméstico, y de haber confrontado a la justicia a través de acciones populares de las mujeres organizadas, del Instituto Nacional de la Mujer, de los Puntos de Encuentro con INAMUJER, de distintas organizaciones no gubernamentales, de las Áreas de Estudios de Género de distintas Universidades, entre otras, que pusieron en cuestión las sentencias, incluso, del más alto tribunal de la República, pudimos avanzar en el logro de una Ley Orgánica que ha sido calificada como muy avanzada, incluso, más avanzada que muchas leyes especiales europeas. Llamo la atención de la Segunda Conferencia para que en el Informe Hemisférico se visibilicen los logros obtenidos a partir de la nueva ley (marzo 2007), lo que demuestra que nuestro Estado en materia normativa ha dado cumplimiento a la Convención Belém do Pará.

A tal fin, tema normativo no debe ser tratado con la mera formalidad que caracteriza al derecho clásico o tradicional, anclado en el paradigma andrárquico y que es opuesto al paradigma de género. Sin un marco normativo pertinente no es posible tratar el tema de los delitos de género y, especialmente, el tema de los delitos de violencia contra las mujeres. Sin embargo la ley es letra muerta si no es seguida por la jurisdicción especializada. Por ello contempla la creación de los Tribunales de Violencia contra las Mujeres que ya han comenzado a dar audiencias en siete (7) regiones del país y que de manera progresiva se irán estableciendo en todo el territorio nacional. Esa justicia reclama una formación en género que será asumida por la Escuela de la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia, pero no como una materia mas. La formación exige la trasversalización con perspectiva de género de todas las materias que se imparten en dicha formación; que como bien anota la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, en su libro “Género y Feminismo. Desarrollo Humano y Democracia”: “esta perspectiva reconoce la diversidad de géneros y la existencia de las mujeres y los hombres, como un principio esencial en la construcción de una humanidad diversa y democrática”. Sin formación en género no tendremos una justicia de género y la ley naufragará en los estrechos canales formalismo jurídico, incluso, será aplicada e interpretada en contra de las mismas mujeres. Aquí abro un paréntesis para recordar que si la justicia no es satisfecha, es fácil dar pasos atrás en materia de los derechos que hemos alcanzado. Por ello es útil la oportunidad para sugerir como Delegada Principal ante la Comisión Interamericana de Mujeres, implementando una de las Recomendaciones traídas a esta Conferencia, que se aplique con urgencia un programa de formación y capacitación sobre Justicia de Género en los países de nuestro hemisferio. Venezuela se ofrece en este momento para tan necesaria iniciativa.

Voy más allá, si no se aborda el tema de la justicia, los adelantos normativos de cara a la Convención Belém do Pará, serán boicoteados y no registraremos un verdadero avance en su aplicación.

No me extenderé mucho más en estas palabras que no han querido más que reflexionar sobre uno de los temas que seguramente preocupa u ocupará a todas las delegaciones en esta Segunda Conferencia. Bienvenidas y bienvenidos a nuestro país bolivariano, revolucionario y socialista.

Hermanas, hermanos…

El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, dio la bienvenida a las delegadas y delegados a la II Conferencia de Estados Parte del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém Do Pará (MESECVI) que se reunió en Caracas el 9 y 10 de julio de 2008 para aprobar el Informe Hemisférico sobre el cumplimiento de este instrumento interamericano para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.
”Expresamos gran júbilo por la celebración en nuestro país de esta reunión continental de tan alto nivel como es la II Conferencia de Estados Parte del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém Do Pará, integrada por ministras, presidentas de Institutos de la Mujer y otras altas funcionarias y funcionarios, en representación de los gobiernos de los países integrantes de la Organización de Estados Americanos y les deseamos éxito total en sus deliberaciones” ,dijo en rueda de prensa, María León, Ministra de Estado para Asuntos de la Mujer.


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