SEMANA
El viernes pasado a las 10 de la mañana, el coordinador de fiscales ante la Corte Suprema de Justicia y encargado de la investigación del senador Mario Uribe Escobar presentó renuncia a su cargo. Como no se trata de un fiscal cualquiera, su renuncia abre un grueso cuestionamiento al riesgo que está corriendo la independencia de la justicia en el proceso de la para-política.
Ramiro Alonso Marín Vásquez es el hombre sobre el cual el fiscal general Mario Iguarán depositó algunas de las responsabilidades más delicadas de su cargo: es el coordinador de los 11 fiscales delegados ante la Corte, los que investigan a los congresistas de la para-política, es el encargado de proyectar las reasignaciones de procesos en todo el país y de decidir cuanta pena se descuenta por colaborar con la justicia.
Carta de renuncia del Fiscal Ramiro Marín al Fiscal General de la Nación
Carta del Fiscal Ramiro Marín a SEMANA sobre el caso de Mario Uribe
Y renunció por un asunto de honor. A él le tocó la ‘papa caliente’ más complicada de la para-política. El caso del ex senador Mario Uribe, que ha sido la razón principal de la tormentosa pelea entre el presidente Álvaro Uribe y la Corte Suprema. Marín decidió, en abril pasado, que había pruebas suficientes para llevar a la cárcel al primo del primer mandatario. La defensa del ex congresista apeló la decisión y hace dos semanas el vicefiscal general, Guillermo Mendoza, revocó la medida tomada por el fiscal Marín y dejó en libertad a Mario Uribe.
Marín es enfático en decir que no renuncia porque Mario Uribe haya sido dejado en libertad, sino porque en el proceso resultó lastimada la independencia judicial “y con ello mi honor personal, familiar y profesional”. Con gran dolor les reclama a los medios por dejarse manejar de sectores interesados y hacer eco de “altas fuentes de la Fiscalía” que lo acusaron de haber hecho una frágil investigación y de dejar la mesa servida para la revocatoria de la medida de detención.
Luego de 31 años dedicados a la Rama Judicial y de ser el maestro de muchos de los fiscales que hoy aplican el sistema acusatorio, este hombre, que nació hace 54 años en Segovia (Antioquia), lo único que pide es que se le respete su dignidad. Y con pruebas en la mano sustenta por qué ordenó la detención de Mario Uribe.
Aunque el fiscal general, Mario Iguarán, no le ha aceptado todavía la carta de renuncia, él dijo que está decidido a irse.
SEMANA: ¿Por qué renunció?
Ramiro Marín Vásquez: Yo renuncié porque se dijo que en el caso del senador Mario Uribe yo hice una investigación débil, de manera deliberada, para facilitar que en la decisión de segunda instancia él saliera libre. Esas afirmaciones fueron publicadas en SEMANA y en otros medios de comunicación, y como se citan fuentes de la Fiscalía, yo entiendo entonces que hay en la Fiscalía personas interesadas en manipular la información a los medios a costa del honor mío y a costa de la verdad de la investigación.
SEMANA: Pero no son los medios. La providencia del vicefiscal Mendoza Diago cuestiona su fallo diciendo, por ejemplo, que el testimonio de la ex congresista Eleonora Pineda no se debe analizar con base en “disquisiciones abstractas y subjetivas, mucho menos gratuitas”.
R.M.V.: ¡Qué paradoja! Yo puedo hacerle un ejercicio muy corto de por qué no es una disquisición abstracta. Eleonora Pineda dice que la reunión con Salvatore Mancuso y Mario Uribe fue después de las elecciones de Congreso de 2002. Mancuso, por el contrario, afirma sin ninguna duda –porque en otros puntos expresó una duda, pero en ese no– que la reunión para hacer el pacto electoral con Mario Uribe fue antes de esas elecciones. Mancuso dijo que había sido antes, porque Eleonora y Mario Uribe fueron a donde él para que avalara el acuerdo.
SEMANA: ¿Y a cuál de los dos se le cree?
R.M.V.: Yo voy a los resultados electorales, que no son manipulables por la palabra, y encuentro que en los cuatro municipios de Córdoba sobre los que se hizo el pacto (Montelíbano, Sahagún, Planeta Rica y Chinú), Mario Uribe había tenido poquísimos votos en 1998 y se disparó en 2002. Entonces sí parece que la reunión y el pacto fueron antes y no después, porque los resultados electorales así lo reflejan.
SEMANA: Eso es significativo. Pero ¿suficiente?
R.M.V.: Sigo avanzando. Resulta que Mancuso me había dicho, en su declaración, que a raíz de los acercamientos de Eleonora con Mario Uribe, Miguel de la Espriella (candidato político de la región) le reclamó por eso. Lo dice exactamente: “Miguelito se estaba enojando. Yo le dije: tranquilo que para todos hay, porque a él sólo le vamos a dar el 5 o el 10 por ciento de la votación en unos municipios”. Y voy y reviso los resultados electorales de Miguel de la Espriella, que no es un secreto que era el candidato declarado de las autodefensas en Córdoba, y encuentro que en aquellos cuatro municipios, en los que Mario Uribe aumentó su votación, casi en la misma proporción, no matemática, pero similar, bajó la votación de Miguel de la Espriella. Entonces, más allá de los testimonios, los resultados electorales ratifican lo dicho por Mancuso.
SEMANA: Ese aparte en el que Mancuso habla de Miguel de la Espriella no aparece en la providencia de segunda instancia ¿Será que había una intención de tapar algo?
R.M.V.: No, yo no soy capaz de hacer imputaciones tan infames como las que a mí me hicieron. Pero ¿cree usted que lo que yo hice es subjetivismo?
SEMANA: Pero la segunda instancia reclama que el comportamiento de la votación de Mario Uribe fue igual en los municipios de Córdoba y en todo el país, que fue floja en 1998, subió en 2002 y cayó en 2006, y eso explicaría que no fue por intervención de las autodefensas, sino la dinámica electoral ¿qué opina?
R.M.V.: Sólo puedo decirles que ojalá los razonamientos de la segunda instancia sean de mejor calidad epistemológica que los míos. Cómo explico yo ese fenómeno. Si del 98 a 2002 en esos municipios de Córdoba se nota un salto grande en las votaciones de Mario Uribe y en 2006 descienden al mismo nivel del 98. ¿Será que, como alegó la defensa, la votación se incrementó por contagio por su parentesco con el candidato favorito a la Presidencia de la República? Entonces ¿por qué en 2006 no ocurre el mismo fenómeno, cuando todavía son primos, era una de las cabezas visibles de los congresistas que apoyaban al Presidente y el Presidente sacó su votación disparada?
SEMANA: Mario Uribe de todas maneras admite que estuvo reunido con Mancuso y nunca lo denunció ¿eso lo pondría en tela de juicio?
R.M.V.: Mario Uribe admite que estuvo en una reunión a la cual le llevó Eleonora, pero él dice que fue engañado. Yo demuestro que no fue engañado.
SEMANA: Y así fuera engañado, no lo denunció...
R.M.V.: No. Al contrario, en lugar de denunciar, lo que hizo después de eso fue en 2006 acoger en su movimiento Colombia Democrática a Eleonora Pineda y a Rocío Arias.
SEMANA: ¿Usted se sintió presionado durante la investigación de Mario Uribe?
R.M.V.: No me sentí presionado.
SEMANA: ¿Sintió que era distinta esta investigación por ser el primo del Presidente?
R.M.V.: No la sentí distinta desde el punto de vista jurídico procesal. Pero como yo me muevo es en este ambiente y en Colombia, sé que es un tema difícil.
SEMANA: En sus 31 años en la rama judicial ¿es este el caso más difícil que ha tenido?
R.M.V.: No. Jurídicamente no es el caso más difícil.
SEMANA: ¿Y políticamente?
R.M.V.: Sí, era un tema muy sensible.
SEMANA: ¿Era claro para usted que el doctor Mario Uribe merecía la detención?
R.M.V.: Sí. Para mí eran claras las pruebas que existían para la medida de aseguramiento.
SEMANA: ¿Usted leyó el fallo de segunda instancia?
R.M.V.: Antes de recibir la resolución de segunda instancia, me pusieron en la picota diciendo que yo había dejado frágil la investigación para que se facilitara la tarea del Vicefiscal, para que él no tuviera más que hacer sino revocar. Pero yo le digo una cosa: mi providencia no era débil. La prueba tampoco. Quien debilitó la prueba fue el vicefiscal con sus juicios de valor.
SEMANA: ¿Como por ejemplo?
R.M.V.: Lo que estábamos hablando de Eleonora. Para él, según me dice, el testimonio de Eleonora lo examiné con subjetivismos o de pronto muy superficialmente o con juicios abstractos. Lo abstracto son esas palabras que son componentes autoritarias del lenguaje. No lo que yo hice.
SEMANA: Esta Fiscalía ha descollado por sacar de la impunidad casos históricos como el de Luis Carlos Galán y el del Palacio de Justicia, pero en la para-política, por lo menos en términos de resultados, ha sido al contrario. Los congresistas terminan en preclusión o en el juicio también es difícil condenarlos. ¿Usted cree que vía judicial se está dando amnistía a los para-políticos?
R.M.V.: Yo aspiro a que con los casos que faltan, que son muchos, la Fiscalía le cumpla al país. No he visto un propósito de fallar en un sentido específico y aspiro a que no se cumpla esa lapidaria sentencia de que es mejor estar en las manos de la Fiscalía que en las de la Corte Suprema.
SEMANA: Pero los congresistas cada día están renunciando más. Ya van 21. La semana pasada fueron dos y la anterior otros dos. De los ocho casos que se han resuelto vía Fiscalía hay cuatro condenados pero porque se declararon culpables. Los otros tres fueron liberados y el otro es el caso Mario Uribe, a quien le revocaron la detención. ¿La Fiscalía está absolviendo?
R.M.V.: Yo creo que hay que darle la oportunidad a la Fiscalía.
SEMANA: Usted que fue el fiscal encargado de investigar uno de los casos más emblemáticos de la para-política, sólo contó con un investigador de apoyo y no tiene protección. ¿Le parece suficiente apoyo?
R.M.V.: Tuve una investigadora muy competente, leal y profesional. Inicialmente eran dos, al final sólo quedó una, que se fue porque la ascendieron a Justicia y Paz.
SEMANA: O sea que el caso Mario Uribe quedó sin investigadores. Y a la que ascendieron, según tengo entendido, renunció...
R.M.V.: Renunció a la Fiscalía el jueves pasado a raíz de la manera injusta y oprobiosa cómo se nos ha tratado a partir de la decisión de la segunda instancia.
SEMANA: En la Corte Suprema son 23 magistrados que respaldan un caso. Acá le tocó a usted acompañado de su investigador... le repito: ¿cree que contó con el apoyo necesario?
R.M.V.: Ahí hay una paradoja. El CTI es de la Fiscalía y le presta apoyo a la Corte para investigar. Entonces uno pensaría que acá no deberíamos tener problemas en materia de investigadores. Lo único que puedo decirle sobre ese tema es que me preocupa que la independencia y la autonomía del funcionario judicial, sea magistrado o fiscal, no vaya a seguir en una pendiente resbaladiza porque ese es un problema grave para el país. La rama judicial es el sustento del Estado de derecho.
SEMANA: ¿A qué se refiere con “pendiente resbaladiza”?
R.M.V.: A todos los inconvenientes que se han dado para el ejercicio de la función. No sólo en la Corte, sino también en la Fiscalía. Lo más sensato es que facilitemos la tarea de la administración de justicia y que de este proceso no vaya a salir sacrificada la independencia judicial, porque eso sí es grave para el país.
SEMANA: ¿En el caso de Mario Uribe estuvo en riesgo la independencia judicial?
R.M.V.: Yo hice la investigación y tomé la decisión. Hasta ahí no hubo ningún problema. Pero cuando a raíz de una decisión contraria a los intereses del doctor Mario Uribe y con motivo de una apelación se trata de desprestigiar y de acabar moralmente al funcionario de primera instancia que tendría que seguir con la investigación, eso es atacar la independencia y la autonomía judicial. Y hay distintas maneras de hacer eso, unas más abiertas y otras más sutiles.
SEMANA: En una carta a SEMANA usted asegura que después de su providencia del 21 de abril se ha acopiado otra cantidad de pruebas “con mucha dificultad”. ¿En qué ha consistido esa dificultad?
R.M.V.: Me refiero a que es muy difícil acopiar pruebas para un fiscal ante la Corte que se desplaza con su fiel asistente a Córdoba y a municipios de Antioquia donde el peligro no es imaginación sino una realidad, o para una investigadora judicial que solitaria se desplaza a Córdoba para buscar documentos, viajando de incógnita en trasporte público como una medida de protección. Y es más difícil cuando la gente teme hablar, cuando el testigo teme llegar...
SEMANA: ¿En lo que han acopiado después de la medida de aseguramiento se ratifica o se desmiente que Mario Uribe hizo acuerdos con los paras?
R.M.V.: Eso sería valorar anticipadamente la prueba y no puedo hacerlo. Puedo decirle que se ha acopiado un importante material probatorio. No estamos frente a una investigación raquítica. Acá no estábamos quietos para facilitar la impunidad.
SEMANA: ¿Qué investigación recibió y qué investigación entrega?
R.M.V.: La investigación llegó de la Corte con dos cuadernos originales, tres discos compactos y dos anexos. Y entrego una investigación con 10 cuadernos originales, 25 anexos y ocho discos compactos con 26 horas de grabación de testigos. Si fuéramos a hacerle el favor a Mario Uribe, ¿usted cree que haríamos esta bobería?
SEMANA: Cuando se levante la reserva sumarial y el país lo conozca todo, ¿qué cree que se pensará?
R.M.V.: No sé cuándo será eso, pero para mí será tranquilizador. El país de pronto se puede llevar una sorpresa. La historia me entregará la satisfacción de que las cosas no eran como se quiso presentarlas. Me contento con ese dictamen tardío de la historia, así ahora esté padeciendo por las manifestaciones tan tendenciosas de las fuentes.
SEMANA: Varios analistas consideran que la para-política está herida de muerte.
R.M.V.: No está muerta, pero está amenazada. Si las cosas siguen como van, salvo que serenemos los espíritus, la independencia judicial va a salir muy lastimada.
SEMANA: Usted fue juez superior en Medellín, magistrado auxiliar de la Corte Suprema y ahora coordinador de los fiscales delegados ante la Corte. ¿Qué balance hace de sus 31 años en la justicia?
R.M.V.: Me queda una satisfacción enorme. Y una nostalgia de que en este último año como fiscal ante la Corte curiosamente comenzaron a atacarme cuando me toca el caso Mario Uribe. Nunca antes me había tocado. El problema es la forma, da la impresión de que por todos lados me están siguiendo a ver qué debilidades me encuentran. Tengo muchas como ser humano. Creo que desistieron de buscar delitos, corrupción y esas cosas porque nada me van a encontrar. Pero buscaron mucho. Me parece muy sintomático que este año una fiscal me haya denunciado que porque yo traté de presionarla. Nunca me había pasado eso. Nunca he presionado a nadie. Siento que cumplí mi deber.
SEMANA: ¿Le da tristeza pensar que de pronto esta investigación vaya a la impunidad por su retiro?
R.M.V.: No, yo tengo la esperanza de que el fiscal general le pondrá atención a esa investigación para que llegue a feliz término, cualquiera sea el sentido de la calificación.
SEMANA: ¿Qué ha sido lo más grato en estos 31 años para usted?
R.M.V.: Lo más grato es que nada me fue fácil. A mí me gustan los retos. Prefiero los casos difíciles sobre los fáciles. Lo más grato es que a pesar de mi origen, llegué a ser fiscal delegado ante la Corte Suprema y jefe de esta unidad de 11 fiscales.
SEMANA: Usted pensaba retirarse dentro de un año, ¿la situación no da para esperar ese tiempo?
R.M.V.: No, no da.