CambioHACE UN AÑO, EL PROFESOR Gustavo Moncayo salió de Sandoná, Nariño, rumbo a Bogotá. Una larga marcha para llamar la atención sobre los secuestrados, entre ellos su hijo Pablo Emilio en poder de las Farc desde el 21 de diciembre de 1997. Una marcha que se extendió a América Latina, Europa y Estados Unidos. Miles de kilómetros recorridos a lo largo de los cuales Moncayo fue obteniendo millones de firmas de respaldo. QUE SON LAS ÁGUILAS NEGRAS
No obstante la solidaridad que ha recibido dentro y fuera del país, hoy se siente desprotegido por las autoridades a pesar de que desde enero ha venido recibiendo amenazas de las 'Águilas negras'. "Algunos sectores quieren callarme", dice.
Las amenazas comenzaron después de asistir al Foro de Víctimas, realizado en Madrid, España, el 23 de enero de este año, y en el que también estuvo el presidente Uribe. "El Presidente supo de las amenazas porque tuve que suspender una gira por Suiza y Gran Bretaña -afirma-. Amenazaron con matar a los míos". También están enteradas la ONU, la OEA y la Defensoría del Pueblo, y a pesar de algunas medidas cautelares, el profesor anda solo. No tiene escoltas o algún tipo de protección.
Algunos lo tildan de guerrillero, pero hace oídos sordos. "Soy un simple padre de familia con un hijo sufriendo en poder de las Farc, no pretendo ser más -afirma-. Lastimosamente muchos no entienden porque nunca han sentido el dolor del secuestro de un hijo". El suyo, Pablo Emilio, es soldado y las Farc se lo llevaron de la base militar de Patascoy. Lo único que pide es que lo liberen y dice que si pedir respeto por los derechos humanos es hacer política, "pues eso es lo que hago".
Fue al Caguán cuando estaban el delegado de la ONU James Lemoyne y la Iglesia, porque era miembro de la comisión de familiares que pedían la libertad de los secuestrados. "Eso se le olvida al país", se lamenta y sostiene que no entiende la terquedad del Gobierno y de las Farc. "Es triste depender de que terceros decidan la suerte de los secuestrados, el presidente Uribe ha sido obstinado y arrogante, trunca nuestras ilusiones con tanto 'pero', y las Farc son sordas, me tengo que morder los labios con su intransigencia -sostiene el profesor-. Es muy cruel saber que mi hijo y los demás secuestrados están en la selva, privados de la libertad, envejeciendo a la espera de que otro se mueva para liberarlos".
Hoy tiene la esperanza de que 'Alfonso Cano' pueda cambiar la situación, que Gobierno y Farc hagan el acuerdo humanitario. "Si no lo hacen, resultarían inútiles el sacrificio de mi hijo, el sacrificio del ex gobernador de Antioquia Gilberto Echeverry, el de los ocho militares y 11 diputados que murieron en cautiverio...". Moncayo continuará sus marchas hacia Venezuela y hacia Europa. No piensa parar por las amenazas. "Sería como ceder a las pretensiones de los violentos y darles la razón -dice-. Si alguien atenta contra mí, atenta también contra los miles de colombianos que salieron a marchar contra el secuestro".
