17 julio, 2008

Este jueves será sepultado Guillermo Rivera

EL ESPETADOR
A esta hora se lleva a cabo en el Concejo de Bogotá la velación del sindicalista que apareció muerto en un paraje de Ibagué, después de completar más de dos meses desaparecido. En horas de la tarde se llevarán a cabo sus exequias.

Rivera, padre de dos menores y esposo de una enfermera de nacionalidad cubana, desapareció el pasado 22 de abril, hasta el pasado martes fue encontrado con signos de tortura.

Después de más de dos meses de haber sido reportado como desaparecido, este martes la Fiscalía confirmó que un cadáver reportado como N.N en la capital del Tolima pertenecía al líder sindical. El hombre fue ejecutado al otro día de haber sido secuestrado en Bogotá.

Guillermo Rivera Fuquene había desaparecido después que dejó a su hija en el paradero de un bus.El cuerpo del líder sindical - miembro del sindicato de la Contraloría de Bogotá y miembro en del Polo Democrático- fue localizado en Ibagué en una fosa común, en donde fue sepultado días después que Medicina Legal encontrará su cuerpo abandonado en un paraje solitario.

El informe médico asegura que Rivera fue asesinado de un tiro en la cabeza, un día después de haber sido secuestrado cerca a su casa, según relató el concejal del Polo Jaime Caicedo Turriago.

El cabildante dijo que por todas las evidencias se establece que se trató de un asesinato y denunció la negligencia de la Fiscalía General para solucionar este caso.

"Estamos devastados. Esto no sólo se trató de una retención arbitraria, sino de un asesinato muy bien montado", señaló. El mismo martes, cuando se recibió la notificación de la noticia, la familia de Rivera viajó a Ibagué para reconocer el cuerpo.

Por su parte, Fernando Rojas, concejal del Polo, calificó como un hecho repudiable el asesinato del militante del partido y sindicalista.

"Reclamamos la verdad de los hechos, cuando según su misma familia tiene indicios de haber sido interceptado por una patrulla de Policía en Ciudad Tunal", dijo.

Las honras fúnebres se llevarán a cabo en la Funeraria los Olivos de la Calle 43 con avenida Caracas.

La desaparición

El activista sindical salió de su casa a las 6:30 de la mañana, ubicada en el barrio el Tunal, para llevar a su hija al paradero del bus. Después debía dirigirse al gimnasio, pero a este lugar nunca llegó.

Guillermo Rivera estaba afiliado al Sindicato de Trabajadores de la Contraloría de Bogotá Sintracontrol, presidente del Sindicato de Servicios públicos de Bogotá (Sinserpub) y activista del Polo Democrático Alternativo, PDA, razones por las cuales sus allegados aseguran que su muerte tiene que ver con motivos políticos.

Algunos testigos aseguraron el día de su secuestro, que el hombre había sido abordado por hombres uniformados que lo subieron a un vehículo similar a una patrulla. Las autoridades investigan esta versión.
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Ajolas yo hubiera vivido lo que vivio Ingrid


APORREA
Desde hace cuatro años vive en Venezuela, adonde llegó huyendo del conflicto armado colombiano. Amenazas de muerte lo hicieron abandonar primero su Corozal natal (Departamento de Sucre) para irse a vivir entre indigentes en Bogotá, donde sus hijos, incluida una niña de dos años, vieron, escucharon y vivieron un infierno de obscenidades. Se llama Julio Enrique Casés Olmos. Sus iniciales –Jeco- le sirven de nombre artístico, pues este inmigrante colombiano es pintor, compositor e intérprete de obras dedicadas, casi todas, al drama de su dolida Colombia. Es uno de los 4 millones de desplazados por ese conflicto, y por los cuales poco -para no decir nada- se suele preocupar la llamada opinión pública (o publicada).



-¿Qué sintió al ver la liberación de Ingrid Betancourt?

-Hasta que no se pronuncien las FARC no tengo idea de lo que pasó.



-¿No sintió alegría?

-Ni alegría ni tristeza, sino esperando a ver. Estamos acostumbrados a recibir sorpresas.



-¿Su drama no le generó solidaridad?

-No, porque estamos acostumbrados a vivir cosas terribles. Por ejemplo, ver a unas personas colgadas de un helicóptero. En 1996, en un municipio de Cundinamarca, Quipiles, la TV mostró unos muertos que llevaba la policía colgando de unos helicópteros: unos guerrilleros que habían matado. Después de ver cosas como esas, de ver a sus mejores amigos muertos, de dejar su tierra, cualquier cosa no lo va a sorprender mucho a uno.



-Ella pasó seis años en la selva, sin su familia. Llegaron a amarrarla de un árbol.

-Ojalá yo hubiese vivido dos veces lo que vivió Ingrid y que mis hijos hubieran estudiado.



-¿Cómo es eso?

-Sí, que fueran personas estudiadas y yo no tuviera un hijo drogadicto. Varios no llegaron ni a bachilleres. ¿Qué futuro les espera? Ojalá yo hubiese vivido eso.



-¿Pero una cosa justifica la otra?

-Lo que te quiero decir es que por esas razones no me sorprende eso. Yo más bien siento envidia por el dolor de Ingrid. Ella tiene a sus hijos formados, bien vividos. El objetivo para el que ella vino a la vida lo ve cumplido, lo ve realizado en sus hijos.



-Hijos que han sufrido la ausencia de la madre.

-Los hijos míos han sufrido mi ausencia, también la de su madre, la incertidumbre de no saber si me mataron, si me van a matar. Así somos todos los desplazados. Más de 4 millones.



-¿Diría que el drama de los desplazados es mayor que el de los secuestrados?

-No que es mayor, pero los medios de comunicación le dan la relevancia al secuestro como si fuera el dolor macro. Ojalá me hubieran secuestrado cinco veces en mi vida quitándome todo, pero que mis hijos hubieran tenido una buena formación.



-Así sea sin la madre.

-Sí. El objetivo de todos es dejar a nuestros hijos lo mejor posible.



-Y eso usted no lo ha podido lograr.

-No me dejó la oligarquía colombiana, el capitalismo.



-¿Los desplazados se sienten discriminados por los medios con respecto a los secuestrados?

-Sí, y la gente incauta que les hace eco.



-A los desplazados les queda la libertad de desplazarse, precisamente la que no tienen los secuestrados.

-Te repito. La función de todas las especies es que la generación que los sigue vaya en la mejor orientación y a nosotros se nos frustra eso. A mí tocó convivir 4 años con indigentes en Bogotá, sometiendo a mis hijos a escuchar el vocabulario más bajo que puede existir entre humanos, las palabras más vulgares. Esas las compartían mis hijos bajo un techo con indigentes. Mi hija de dos años.



-¿Tiene solución el conflicto colombiano?

-Muy difícil. Sólo que se internacionalice. Países que intervengan no para defender a una parte, sino para buscar un consenso.



-¿Qué piensa de las FARC?

-Mis mejores amigos fueron a dar a las FARC, los mejores que estudiaron conmigo fueron auxiliadores de las FARC o el ELN.



-¿Por qué?

-No había alternativa por la vía electoral para cambiar los destinos del país. No había ni hay posibilidades.



-El Presidente Chávez dice que ya pasó el tiempo de la guerrilla.

-Sí, pasó de moda porque la tecnología avanzó y dentro de poco los bombardearán vía satélite. Ya los fusiles pasaron a ser las flechas de los cromañones.



-¿Qué piensa de Uribe?

-Un valiente luchador en pro del capitalismo, de la injusticia, de la oligarquía.



-¿Y de Chávez?

-Su antítesis. Un tipo tenaz, luchador constante, pero en bien de la humanidad, de la justicia social.



-Él le ha pedido a las FARC que se desmovilicen.

-Palabras mayores que no me atrevo a calificar a la ligera. A las FARC las conozco. He estado en territorio donde mandan las FARC, he estado sometido a sus leyes. Y es cuando me he sentido más cerca de la verdadera justicia.



-¿Y por qué no se quedó entonces en territorio de las FARC?

-Porque es muy inestable. El Ejército se mete en esas zonas. Y después de que uno estuvo bajo el régimen de las FARC, arrasan con todo el que fue simpatizante de ese régimen. Esa es la mayoría de los desplazados. Aquellos que disfrutaron de la justicia social que impartían las FARC, vieron sus buenas intenciones, simpatizaron, y cuando volvía el Ejército o la policía con la llamada inteligencia averiguaban quiénes eran, llegaban de noche y los masacraban. Siempre con algunas excepciones, porque no todos los miembros de las FARC han sido diáfanos, pero las órdenes del Secretariado son de honestidad. Los capitalistas, cuando llega ese régimen de justicia, se sienten atropellados, porque están acostumbrados explotar al trabajador y las FARC no se los permite. Entonces salen llorando en los medios.



-¿Y por qué no se metió a guerrillero?

-Cuando conocí las FARC ya estaba muy comprometido con muchos hijos. También los años encima… Bajo el dominio de las FARC, ni siquiera sus miembros pueden maltratar a nadie porque sus reglamentos sancionan fuertemente a aquel que atropelle a alguien fuera de la guerra, o a alguien que esté reducido en medio de la guerra.



-¿Qué le parece la reunión Chávez-Uribe?

-Tengo muy pocas expectativas porque Uribe no va a cambiar lo que tiene trazado.



-Es raro que en estos tiempos, cuando hasta Fidel y Chávez han cuestionado a las FARC, alguien hable como simpatizante de ellas.

-Si la gente las conociera como yo, no hablarían mal de las FARC.



-Los liberados las han conocido y tampoco hablan bien de ellas.

-Sí. No tienen la sensibilidad, formación ni la concepción humana que puedo tener yo.



-¿Regresaría a Colombia?

-No tengo deseos. Aunque hubiese condiciones, me gusta mucho más Venezuela.



-¿Por qué?

-Este pueblo es mucho más tolerante. Mi país vive un momento triste.

Hay gente muy intolerante.



-Uribe tiene altísima popularidad.

-Puede ser, pero es poquita para el esfuerzo diario que hacen los medios de comunicación.



-La izquierda colombiana se queja de que la guerrilla no la deja crecer más.

-La guerrilla es un fenómeno natural, el resultado de una situación. Los guerrilleros no son extraterrestres. Es la sintomatología de un mal.



-¿Qué mal?

-El del capitalismo salvaje.



-Aquí el pueblo escogió a Chávez por elecciones, en Bolivia a Evo, en Ecuador a Correa…¿No puede pasar lo mismo en Colombia?

-Por ahora, difícil. El capitalismo en Colombia no se encargó sólo de combatir por las armas, sino por los medios, de desinformar, descalificar… Ha sido su mayor éxito. La mentira ha podido mucho más que las armas.



-¿Cual es el papel del narcotráfico en el conflicto?

-El Estado, sobre todo con su sección armada, ha sido un pilar para su florecimiento.



-Ese Estado habla de “narcoguerrilla”.

-La guerrilla tuvo que involucrarse en el cultivo, pero no en la producción de droga, porque los guerrilleros son hijos de los campesinos. Hay tierras donde el cultivo que produce es la coca o la amapola porque que no vías o transporte por el abandono estatal. El cultivo es el medio alternativo para el campesino sobrevivir en esas zonas. Los hijos guerrilleros no se van a voltear contra sus padres. Saben que cultivan para vivir, pero nunca has sabido del matrimonio comercial entre un narcotraficante y la guerrilla. Siempre han sido enemigos a morir. Ahí está el ejemplo del papá de Uribe, que fue uno de los duros de Pablo Escobar y del combate a la guerrilla. En esa guerra murió. Narcoguerrilla no existe. Existe narco-Estado. Recordemos que cuando Samper era Presidente le metieron droga en el avión para llevar a EEUU. Los jefes de seguridad de Samper y Pastrana estuvieron involucrados en drogas. Los medios, que son el centro de esa guerra, no hablan de eso. Los medios son el recurso más poderoso del capitalismo para combatir y sostenerse, enriquecidos con la ignorancia del pueblo que no estudia. Le inyectan religiones de todo tipo. Hay familiares que no quieren hablarse porque su religión es la verdadera, no se reúnen ni por la muerte del padre. Lo religioso está dividiendo al pueblo.



-¿Qué consejo le da a los venezolanos?

-Hace un año, la mayoría de las cosas que consumimos los pobres valía la tercera o cuarta parte de lo que ahora. El cuchillo que le hace más daño a la Revolución es la especulación. Yo siento ese látigo muy fuerte.
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CONDENADO EL DAS POR SU RESPONSABILIDAD EN EL ASESINATO DEL PROFESOR UNIVERSITARIO MIGUEL ÁNGEL VARGAS ZAPATA EN EL 2001

CONDENADO EL DAS POR SU RESPONSABILIDAD EN EL ASESINATO DEL PROFESOR UNIVERSITARIO MIGUEL ÁNGEL VARGAS ZAPATA EN EL 2001
(Colombia) (Autor: CCajar)

El Departamento Administrativo de Seguridad - DAS, fue condenado por el Tribunal Administrativo del Cesar, por su responsabilidad en el asesinato del líder sindical, profesor de la Universidad Popular del Cesar, Miguel Ángel Vargas Zapata, ocurrido el 16 de mayo de 2001.

Según este Tribunal, el DAS, a pesar de tener conocimiento de las graves amenazas denunciadas desde el año 1999 por el profesor Miguel Ángel por parte del rector mismo de dicha universidad, Roberto Daza Suárez y de haberle adelantado un estudio de seguridad, que calificaron su nivel de riesgo como medio - medio, “no realizó ningún plan de protección”.

En efecto, el líder sindical, venía denunciando desde 1999 diversos episodios de amenazas, hostigamientos, entre otros, en los cuales eran partícipes incluso familiares del rector de la época Roberto Daza Suárez, como el sucedido el 17 de septiembre de ese año, en el que fue atacado físicamente al interior de las instalaciones de la Universidad por varias personas, entre las cuales estaba el señor Alfredo Daza Suárez, “quien lo agarro por el cuello y le increpó con palabras groseras sobre las denuncias que estaba haciendo contra el rector de la Universidad”

Varias veces más, según las denuncias presentadas por el profesor Miguel Ángel, fue amenazado de muerte por el rector, como el 20 de septiembre de 2000, cuando éste en un consejo académico que se desarrollaba dijo que “en la universidad había guerrilleros de cuello blanco y quienes habían organizado el paro eran miembros de la Asociación de Profesores Universitarios - ASPU - entre quienes estaba Miguel Ángel Vargas”

Miguel Ángel era un reconocido académico, que había denunciado junto con el profesor de la misma Universidad, Luís José Mendoza, asesinado meses después, varios hechos de corrupción, la mayoría en contra del rector mencionado. Al respecto es bueno recordar que sobre Roberto Daza Suárez se iniciaron aproximadamente 22 procesos, entre penales, fiscales y disciplinarios.

El líder sindical que para la época de los hechos era presidente de ASPU, fue asesinado a tiros aproximadamente a las seis de la tarde de ese día, 16 de mayo de 2001 cuando salía de la Universidad.

Es de destacar que el asesinato ocurrió en medio de una atmósfera institucional enrarecida, denunciada en diferentes ocasiones por los profesores agremiados en APU, por sectores estudiantiles, por SINTAUNICOL, considerada por ellos mismos como hostil, virulenta, contraria a la razón de ser académica de la universidad y promovida desde un estilo de administración autoritaria, violenta, clientelista y arbitraria.
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RESOLUCIÓN DE ACUSACIÓN CONTRA PARAMILITARES DESMOVILIZADOS DEL BLOQUE CENTRAL BOLÍVAR

RESOLUCIÓN DE ACUSACIÓN CONTRA PARAMILITARES DESMOVILIZADOS DEL BLOQUE CENTRAL BOLÍVAR
(Colombia)(Autor: CCajar)

Resolución de acusación contra los paramilitares William de Jesús Ciro y Noel Suárez Hernández, profirió en días pasados, la Fiscalía 16 de la Unidad de Derechos Humanos, por la desaparición forzada del joven de 17 años, Jeison Duarte, ocurrida en el municipio de Yondo, departamento de Antioquia, el 24 de mayo de 2004.

La resolución de la Fiscalía fue proferida teniendo como base pruebas testimoniales directas tanto de allegados al joven, como de paramilitares desmovilizados de los sindicados, entre los que se cuenta el realizado por Miguel Rodríguez Padilla, ex integrante del Bloque Central Bolívar, quien en su declaración confirmó que tuvo la oportunidad de hablar con el joven durante su cautiverio, antes de su asesinato, en el sitio conocido como La Laguna del Miedo, lugar donde lo tenían amarrado, y era vigilado por los acusados.

Así mismo este testigo ratificó que supo de la orden de asesinar a Jeisson dada por otro de los paramilitares de alias “Ronald”, a quien le prestaba seguridad, luego que se le comunicará por vía avantel, que el joven había escapado, pero que ya había sido encontrado.

En efecto, ese día, 24 de mayo de 2004, Jeisson Duarte, fue entregado por Jaime Alberto Pilonieta a los dos paramilitares mencionados, pertenecientes al frente Conquistadores de Yondó del Bloque Central Bolívar, luego que fuera sorprendido por éste en el interior de su establecimiento en estado de embriaguez.

El menor que había entrado en dicho establecimiento con el ánimo de proveerse de algún licor ilegalmente, fue trasladado inmediatamente por los paramilitares hasta el sitio conocido como La Laguna del Miedo, donde permaneció cautivo por varias horas, luego de las cuales y aprovechando un descuido de sus captores se fugo, siendo posteriormente alcanzado en persecución y finalmente asesinado.

Es de resaltar que según la información recaudada por parte de la Fiscalía y de los testimonios obtenidos de paramilitares reinsertados y de habitantes de la región, los acusados, hacían parte activa del frente paramilitar, cargaban pistola y avantel, y en una frase “eran los que anunciaban las acciones de limpieza en contra de personas que les perjudicaran”, a más de manejar “la plata de la droga, de la gasolina y de las vacunas”

Este caso, es uno de los que comprueba, una vez más, cómo los paramilitares imponían - y siguen imponiendo - su ley y su mandato, en regiones apartadas de la geografía nacional, donde a pesar de la existencia de la supuesta seguridad democrática, el Estado mismo no llega.
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MAS DE 600 FAMILIAS EN RIESGO DE DESPLAZAMIENTO

CODHES
La alarma la dieron 14 personas que llegaron a Mosquera, Nariño el viernes pasado. Sus familias se encuentran sitiadas por combates, sin alimentos ni medicamentos.

Al municipio de Mosquera, departamento de Nariño, han llegado este año decenas familias desplazadas desde zonas rurales donde se libran intensos combates entre la Infantería de Marina, las Farc y una serie de bandas de paramilitares reagrupados conocidas como Organización Nueva Generación, ONG, y Águilas Negras.

A los 600 desplazados que permanecen en el casco urbano del municipio, según el más reciente censo realizado por la administración municipal, se sumaron en la noche del viernes otros 14 que llegaron en lancha desde las veredas Brisas del Patía y Playón para denunciar que sus familias, cerca de 64, estarían confinadas a causa de los combates entre Ejército, guerrilla y paramilitares.



Según relató el personero municipal a CODHES, el grupo se componía de 12 jefes de hogar y dos niños que acudieron a la Alcaldía y a los funcionarios de Acción Social del municipio para declararse, junto con sus familias, en situación de desplazamiento.



Pero la solicitud fue rechazada por Acción Social argumentando que no se trataba de un desplazamiento masivo y que para lograr el reconocimiento habrían tenido que llegar con todas sus familias. Pero no todo el esfuerzo se perdió, la administración municipal y un grupo del Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR, que se encontraba en el pueblo, les entregaron alimentos y algunas medicinas.



Los representantes de esa comunidad partieron el domingo con la poca ayuda que pudieron recolectar y que, según el personero, alcanza para una semana. Antes de irse advirtieron que de continuar así las cosas su única alternativa será desplazarse de nuevo, esta vez con sus familias, para no morir de hambre o de alguna enfermedad que no puedan atender a tiempo.





El personero aseguró que su despacho realizó las solicitudes del caso a Acción Social para que sus funcionarios viajen a la zona y presten atención preventiva, pero hasta ahora no hay respuesta. El CICR por su parte anunció para los próximos días una misión al lugar para llevar alimentos y medicinas, pero hasta ahora no se sabe cuando será.



El personero asegura que este municipio ha hecho todos los esfuerzos para atender las necesidades vitales del gran número de desplazados que han llegado a su jurisdicción , pero los recursos del municipio para hacerlo son mínimos, 16 millones de pesos por año, y ya están a punto de agotarse.
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LOS REFUGIADOS COLOMBIANOS EN EL MUNDO-INFORME DE CAMBIO

REVISTA CAMBIO
CERCA DE MEDIO MILLÓN de colombianos deambulan en zonas fronterizas, por territorios de Ecuador, Venezuela, Brasil y Panamá. Hasta allá los hizo correr el conflicto armado interno. Desplazarse internamente, dicen, no les daba garantías de vivir y por eso les tocó cruzar a los países vecinos donde, en la mayoría de los casos, viven en precarias condiciones. Algunos logran salir adelante después de años de esfuerzo y un grupo más pequeño se la pasa buscando los mecanismos para regresar a su patria, pero no lo hace por miedo.

CAMBIO acompañó una comisión del Consejo Noruego para los Refugiados -una instancia de la Unión Europea que trabaja por la protección de esta población- y la Fundación La Esquina en un recorrido por las fronteras de Venezuela, Ecuador y Panamá. El grupo constató que existe una grave crisis humanitaria entre los colombianos víctimas del conflicto que se fueron en contra de su voluntad y que ahora sueñan con un estatus de refugiado o con que su Patria les brinde condiciones de retorno.

Según la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en Venezuela hay 250.000 colombianos con necesidad de protección internacional, de los cuales 10.241 hicieron solicitudes de refugio y solo 943 ya tienen ese beneficio. En Ecuador la situación se agravó en los dos últimos años: el número de afectados pasó de 250.000 a 300.000, de los cuales 45.381 hicieron solicitud formal del estatus de refugiados y solo 14.300 fueron aceptados. En Panamá, Acnur calcula esta población en 15.000 personas, de las cuales hay 993 reconocidas, 894 en protección temporal humanitaria y 473 solicitantes.Además de soportar la dureza del desarraigo, los refugiados viven con frecuencia en un ambiente hostil y discriminatorio. Esta es la realidad de los colombianos que dejaron atrás sus raíces y hoy sobreviven en tierras extrañas. Aquí están sus historias.POR QUÉ HUYEN- Por los enfrentamientos entre paramilitares y las guerrillas que se disputan el control de las rutas del narcotráfico y del tráfico de armas.- Por las fumigaciones de los cultivos ilícitos.>- Por la aparición de nuevas violencias asociadas al paramilitarismo .- Por ajusticiamientos, muertes selectivas, amenazas y persecuciones y reclutamiento forzado de los grupos armados.
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REFUGIADOS COLOMBIANOS EN PANAMA

UNA EXTORSIÓN SEMANAL de 400.000 pesos del bloque Metro de las autodefensas, que pasó luego a un millón y después a amenazas de muerte, obligó a una pareja de empresarios antioqueños a buscar refugio en Panamá en 2002. Los dos profesionales habían sacado adelante una microempresa de cerámica en la que generaban 14 empleos directos. Pero todo se vino abajo cuando recibieron la siguiente sentencia: "Sabemos a qué horas sale la niña del colegio. Pilas si no pagan".

Luego de exponer su caso en la Fiscalía y en Naciones Unidas, les aconsejaron que salieran del país y buscaran refugio en Panamá o Costa Rica. La pareja optó por el primero. "El primer mes vivimos en el hotel Decamerón -relata Claudia, economista industrial y traductora simultánea-. Pero la plata empezó a acabarse y terminamos viviendo en la pobreza absoluta, en un inquilinato lleno de prostitutas y drogadictos, ambiente poco sano para mi niña".
La pareja buscó trabajo y al no tener estatus de refugiado y contar solo con un permiso temporal tuvo que idearse alternativas de sustento: Claudia terminó haciendo y vendiendo envueltos. "Todo empeoró cuando enviudé... A mi esposo lo atropelló un camión hace tres años y quedé sola -dice-. Esto es lo que me ha dejado Panamá. Eso sin contar el desprecio de la gente. Es como si no existiéramos. Hasta la niña me la discriminan en el colegio".Pero Claudia no puede regresar a Colombia. A pesar de que el bloque Metro desapareció tras la desmovilización de las Auc en 2003, paramilitares que los reemplazaron siguieron amenazando y el año pasado su hermana menor tuvo que viajar a Panamá en busca de refugio. "Uno con dos carreras y sin poder trabajar en lo que quiere es una vergüenza, no entiendo por qué los paramilitares se ensañaron con nosotros".
Ahora busca empleo como jardinera y empleada doméstica, actividades en las que hay vacantes.En Panamá, donde Acnur estima que hay 15.000 colombianos con necesidad de protección como refugiados y donde solo 993 ya fueron reconocidos, la imagen del indígena y el afrocolombiano de Chocó, que atraviesa los océanos Pacífico y Atlántico para poder llegar a Darién, no es la única que refleja esta crisis humanitaria: desde 2000 se incrementó el ingreso de solicitantes de refugio que llegan en avión y buscan protección en Ciudad de Panamá. Algunos son estudiantes, otros empresarios y miembros de Ong que luego de recibir amenazas empiezan una nueva vida, pero en condiciones precarias y con dificultades, en muchos de los casos, de ser aceptados por los lugareños.
José Euceda, representante de Acnur en Panamá, dice que si bien la mayoría de refugiados está en Boca de Cupé, Jaqué y Puerto Obaldía, en la frontera con Chocó, cada vez son más quienes llegan a la capital del país y para ellos la situación es difícil. "Para quienes reciben su documentación como refugiados hay oportunidades en este país que los acoge. Pero hasta tanto no tengan esa calidad no tienen muchos derechos".Panamá endureció las leyes de acogida de inmigrantes desde el año pasado al considerar que bajo esta figura muchos ilegales pretenden ingresar a ese país. "Están prevenidos de que entren narcotraficantes, prostitutas o redes de trata de personas. Por eso endurecen cada vez más el acceso -dice Ricardo Castillo del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos de Panamá-. Pero nosotros constatamos que son muchos los que necesitan esta protección y el Estado poco hace por ellos".Según Castillo, en la ciudad hay cerca de 400 personas que esperan protección como refugiadas. Pero esto no se compara con el drama de los campesinos e indígenas que se encuentran en la zona del Darién y que a pesar de haber sido reconocidos como refugiados viven en precarias condiciones. De este grupo hacen parte cerca de 1.000 personas, algunas de las cuales han aceptado estos días un plan de retorno ofrecido por la Oficina Nacional para la Atención del Refugiado de la República de Panamá, Onpar."
La situación en los últimos años empeoró porque se detectó la presencia de grupos armados de Colombia. Eso pone en riesgo la vida de estas personas -señala Kevin Sánchez, del servicio Jesuita de Refugiados que los atiende en Darién-. Sin embargo esta comunidad, en su mayoría de afrodescendientes e indígenas embera, ha demostrado una gran resistencia en medio de sus adversidades". Uno de ellos es Deisy Valencia, de Juradó, bajo protección temporal desde hace cuatro años, en Darién, luego de que las Farc secuestraron a su hermano y posteriormente obligaron a la familia a abandonar la región. "Esta es la hora que no tengo permiso de trabajo pero a mis niños no les ha faltado un solo día la comida -comenta-. Pero no espero volver a Colombia. Todos los días pienso en lo que nos pasó y eso me da miedo, aunque esta no será mi casa jamás". Mientras que Arelys, quien huyó de Riosucio, Chocó, luego de que las Auc la retuvieron tres días en 2007, está desesperada: "Nos estamos quedando sin ropa y sin comida y si me voy para Colombia me terminan matando". LEY MIGRATORIAEl gobierno de Panamá promulgó en febrero pasado una nueva ley migratoria para restringir la entrada y salida de los extranjeros y su estancia en el país. En ese sentido, la nueva norma clasifica en cuatro categorías a los extranjeros que entran a Panamá: no residente, residente temporal, residente permanente y extranjeros bajo protección de este país, y en este renglón entran los considerados "refugiados, asilados, apátridas o acogidos por razones humanitarias".A este último grupo pertenecen 828 refugiados colombianos que se mantienen desde hace más de 10 años en las comunidades Boca de Cupe, Jaqué y Puerto Obaldía, en Darién.

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REFUGIADOS COLOMBIANOS EN VENEZUELA

ANDRÉS ESCRIBE con la mano derecha, y con la izquierda se rasca los ojos. El polvo no lo deja ver el tablero en la Escuela República de Bolívar, en Ureña, en Táchira, Venezuela, en la frontera con Cúcuta. Allí estudian 15 niños refugiados de Colombia que a diario soportan fuertes vientos de tierra. La escuelita es una lona verde, rodeada con una malla y protegida con un techo de cinc. Es un rancho de 10 por cuatro metros donde a diario aprenden en un infierno de casi 30 grados centígrados.

Esa es la primera escena que se observa al pasar la frontera colombo- venezolana por la vía San Antonio, a escasos 20 minutos de Cúcuta. Allí han llegado más de 200 refugiados colombianos desde el año pasado que se rebuscan el sustento diario. La mayoría vive en el sector conocido como El Cují, donde han levantando sus casas con lonas o tablas y techos metálicos o donde están en calidad de "arrimados" en viviendas de venezolanos caritativos.

El drama de estos pequeños refleja en parte la situación de cerca de 250.000 personas que han huido de Colombia y están refugiadas en los 2.219 kilómetros de frontera desde Zulia hasta Apure, pero sin un cartón que los acredite como tal. Cerca del 60 por ciento son mujeres y niños.

Quienes ya consiguieron el estatus de refugiado pueden trabajar, pero quienes no lo tienen solo pueden subsistir en la economía informal o en empleos mal remunerados.

La profesora Leidy Ovalle comenta que esa escuelita es lo mejor que se le puede brindar a los pequeños -por ahora- puesto que en esa región no hay quien dé más recursos para construir algo decente. "Esta es una de las zonas más abandonadas del país -precisa-, pero lo importante es que estos niños tengan educación".

Lo asombroso es que el año pasado las clases eran debajo de un árbol y los niños tenían que traer su silla o, de lo contrario, sentarse en las piedras. "Con la escuelita nueva tenemos pupitres. Pero el polvo, como le conté, no nos deja casi estudiar -dice Andrés, de 8 años, a quien su madre sacó de Valledupar luego de una amenaza de los paramilitares-. El tierrero es muy fuerte y me pica en la cabeza pero no puedo llegar a bañarme porque el agua hay que comprarla".

La profesora Ovalle agrega que muchos de los niños estudian con los estómagos vacíos. "De un momento a otro no vuelven a clase y uno descubre después que están deshilachando bluyines o hasta pidiendo limosna... Les toca bien duro para ayudar a sus familias".

En esa escuela estudia uno de los hijos de Edilma Carrillo, quien huyó de Fundación (Magdalena) el 19 de enero de 2001 luego de que las autodefensas asesinaron a tres de sus familiares. "No me arriesgué a quedarme en Cúcuta. Quería irme muy lejos. Salí con mis hijos de 13, 11 y 3 años -comenta-. Tenía que protegerlos porque allá lo mataban a uno por pura sospecha".

Cuando llegó a Ureña estuvo siete meses en una habitación pequeña. Luego vivió en lotes que cuidaba cuando los dueños salían de viaje. Ahora está en uno que encontró vacío, le puso plástico, cartón y lo volvió su hogar. "Uno extraña su tierra pero si no lo dejan vivir, qué más se puede hacer -dice-. Pero en medio de esto he aprendido a ser feliz... Me acuesto a dormir tranquila, no estoy pensando en un combate".

Edilma ya tiene estatus de refugiada, trabaja en una fábrica de confecciones, y sueña con un título profesional para su hija mayor. "Cosas de la vida, está en la Universidad de Pamplona (Norte de Santander). Como ya soy refugiada en Venezuela no tenía derechos como colombiana, y no sabe lo que tuve que llorar para que la dejaran estudiar allá".

En la frontera se levantan más escuelas como las de Ureña, donde se está formando una generación de niños colombianos que esperan acceder a la educación en condiciones más dignas. Otros, en cambio, aún no dimensionan lo que está pasando. Así ocurre con el hijo de un desaparecido: "Tengo ocho años y me llamo Luis Miguel. Estoy en segundo. Antes vivía con mi papá en Colombia y hace días no lo veo... Ahora estoy en la escuela... Aquí estoy con mamá, pero lo extraño porque siempre andaba con él cuando ordeñaba las vacas pero se tuvo que ir porque una gente llegaba y se las robaba".

Otros pequeños no tienen más opción que trabajar: "Mi hermanito Bryan se tuvo que ir de la escuela porque en la casa no hay qué comer. Tenemos problemas y él no puede estudiar, entonces corta bluyines en una fábrica". Así lo confirma Teolindo Rojas, de la organización Caritas: "al llegar, las personas solicitantes de refugio tienen trabajos muy mal pagos y normalmente temporales o en la economía informal".

Los estados fronterizos venezolanos que registran mayor número de personas en busca de refugio son: Zulia, Táchira y Apure, y los puntos de más fácil acceso son San Antonio, Boca de Grita y Las Delicias, en el estado Táchira. Por El Amparo, La Victoria, Puerto Infante y, cruzando el río Arauca, en Apure. Por el puerto de Paraguachón, Tres Bocas y la Sierra de Perijá, en Zulia. "La mayoría termina siendo invisible y no sabe que tiene derechos -dice Jacob Rothing, representante en Colombia del Consejo Noruego para Refugiados-. Llegó a Venezuela porque tenía un familiar asesinado, temía un reclutamiento forzado o recibió amenazas, entre otras razones".

La situación ha empeorado y la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en la frontera tuvo que capacitar a 3.000 personas para atender a los refugiados. "Llegan con un trauma grande, les cuesta rehacer sus vidas -indica Enrique Valles, jefe de Acnur en San Cristóbal-. Pero aquí, a diferencia de otras regiones fronterizas, donde existe hasta xenofobia, hay más hermandad y eso les ayuda a estas personas a salir adelante".

Decenas de niños como los de la escuela de Ureña aprenden el himno de Venezuela, país que los acoge en condiciones precarias en una frontera olvidada y lejana.

FRONTERA BAJO FUEGOUn grupo de ONG de Venezuela, que se reunió en San Cristóbal, reveló a CAMBIO que temen por la seguridad de algunos refugiados en la frontera. En el último año las Farc y grupos paramilitares incrementaron su presencia en la zona. "Los paramilitares están haciendo reclutamientos forzados en Apure y Ureña-indicó una fuente-. En Táchira están buscando niños entre los 10 y 12 años, a quienes obligan a trabajar pasando gasolina ilegalmente en la noche". Agregó que en Maracaibo este grupo tiene control en casas de empeño y oficinas de prestamistas. Hay preocupación, además, porque se incrementaron los secuestros de ganaderos, atribuidos a las Farc y al Eln. Las guerrillas cobran extorsiones y los paramilitares que se hacen llamar 'Águilas negras' unas 'cuotas' a la comunidad, precisó el informe.

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REFUGIADOS COLOMBIANOS EN ECUADOR

REVISTA CAMBIO
LOS PIES DE LA NIÑA de cuatro años están arrugados. Su papá le puso sandalias porque no sabía que al llegar el primer día como refugiado a Tulcán, Ecuador, a más de 12 horas de La Hormiga, Putumayo, de donde salió corriendo por amenazas de las Farc, se encontraría con una ciudad fría, a 3.000 metros de altura. "No tengo unos zapaticos y no hemos comido. Puede ayudarme con un poco de comida -se lamenta el hombre que pasó de arar la tierra a pedir limosna en Ecuador, a donde llegó el pasado viernes 11 de julio-. Estoy aquí desde esta mañana con mi nena, mi mujer y otro muchachito de dos años".

La pequeña tiembla y el padre mira a la gente como pidiendo auxilio, pero pocos los ven, hasta que de la nada aparece una especie de ángel de la guarda: un miembro de la Pastoral Fronteriza que les da caldo caliente y una chaqueta. Luego de escuchar su historia les suministra una dirección para que acudan al día siguiente. "Es afortunado en hallarnos porque miles llegan y pasan días deambulando sin saber que son refugiados y necesitan protección -explica la ecuatoriana Patricia Rosero, de la Pastoral Fronteriza-. Ahora empieza una vida muy dura. Tendrá que hacer trámite tras trámite para acceder a la ayuda de este gobierno". La nueva familia colombiana refugiada en Ecuador pasa su primera noche tirada en el piso de la terminal de buses.

María Perea Valoy, una madre chocoana, ya vivió esa escena el 13 de febrero cuando llegó con su esposo y 10 hijos, menores de edad, proveniente de Armenia, Quindío. Ya había huido de Pizarro (Chocó) en 2006 porque los paramilitares amenazaron con matar a su esposo cuando se negó a transportarlos en una lancha por el río Baudó. Ya desplazada, los mismos paramilitares volvieron a hallarla en Armenia y amenazaron con matarle a los hijos. Empezó otro éxodo que los llevó hasta Ecuador. "Ya no me sentía segura en Colombia. Si te desplazan y te persiguen no queda otra que correr hasta donde sea", relata la mujer.

Hoy la familia chocoana vive en una casa de una sola habitación, en la que hay cinco colchones tirados. Los niños ya han sufrido infecciones respiratorias por el excesivo frío y, dice María, ante la falta de dinero para sobrevivir se turnan los días de comida. "Uno desayuna lunes pero no martes y así sucesivamente -cuenta-. Sinceramente, es mas fácil ser desplazada que refugiada". Lo dice porque, además, se siente rechazada. "Lo tratan a uno como si fuera lo peor, como delincuente, guerrillero o matón. No entienden que estamos aquí porque no tuvimos más opción".

Esta es la realidad de muchos de los refugiados colombianos en Ecuador donde llegan a diario entre cinco y 10 familias colombianas, la mayoría de Putumayo, Nariño, Guaviare, Meta, Cauca, Caquetá, Chocó y Huila. Según Acnur, más de 250.000 están en estas condiciones y, de ellos, a solo 14.300 se les ha otorgado el estatus de refugiados.

Cuando ingresan al nuevo país les niegan derechos, son víctimas de sobreexplotación laboral, los estigmatizan y algunos solo encuentran sustento en la prostitución y la mendicidad. Así lo relata Evelyn, refugiada de 12 años, a quien los niños le gritan "colombianita guerrillera" cuando se dirige al colegio, en la vereda Cristóbal Colón, de Tulcán. El año pasado lo tomaba con calma porque su mamá le recomendó no tener peleas con nadie. Pero un día no aguantó más y les gritó a todos que la dejaran en paz. "Ese día me acusaron de problemática pero me tengo que hacer respetar".

Mireya huyó de Cauca en 2004 y se refugió en Tulcán con tres niños. Cuenta que si a unos los señalan de guerrilleros, a otros los esclavizan. "Llegué sola con los niños y el dueño de un hotel me ofreció una habitación -relata-. A cambio tenía que trabajar a su antojo, en lo que me pusiera, las 24 horas del día sin recibir un solo peso, esclava". Otros refugiados agregan que no consiguen trabajo y son contratados por cuatro o cinco dólares al día, por debajo del salario legal.

Al principio los ecuatorianos fueron solidarios. Pero desde el año pasado, cuando una solicitante de refugio asesinó a un ecuatoriano -en un incidente pasional-, la situación cambió y los colombianos empezaron a sentir el rechazo. Este hecho y otros como la muerte del ex jefe de las Farc, 'Raúl Reyes' en territorio ecuatoriano, el pasado 1º de marzo, tiene a los habitantes de ese país recelosos sobre la presencia de colombianos.

"Se extendió el rumor de que todo refugiado es asaltante o guerrillero -asegura el sacerdote José Lara, vicario de la Pastoral Social en Tulcán, quien brinda atención a los refugiados-. Ese señalamiento tiene en alerta a las autoridades que no quieren que la situación termine en brotes de xenofobia y los colombianos sean víctimas de quienes pretendan hacer 'justicia' por sus propias manos".

Pero esos brotes xenófobos existen. "Hay una especie de discriminación y xenofobia. Nos da miedo siempre la presencia de colombianos porque nos vienen trayendo problemas -dice Wilfredo Terán, primera autoridad civil de Tulcán-. Sin embargo, promovemos que haya respeto para los colombianos".

Terán reconoce que guerrilleros y bandas delincuenciales hacen presencia en Tulcán, situación que motivó el 11 de julio una marcha de los habitantes que con pancartas pidieron a las autoridades que se le exija a los colombianos el pasado judicial como requisito de ingreso a ese país. La manifestación la provocó el asalto a un centro comercial en el que participaron algunos colombianos.

Pero no todos los refugiados tienen quejas. Gloria Pantoja huyó de San Miguel (Putumayo) en 1991 luego de una incursión paramilitar. Hoy no piensa en un regreso. "Puedo vivir tranquila. Mis hijos están seguros, van el colegio y yo vendo leche de chiva para mantenerlos -dice-. Aunque aquí siempre seré una extranjera, no tengo razones para volver a Colombia".

¿DESPLAZADOS O REFUGIADOS?

Desplazado y refugiado son términos que pueden ser confundidos. Los primeros son personas que huyen de un lugar a otro dentro de un mismo país por situaciones del conflicto, limpiezas étnicas, persecuciones religiosas o el hambre. Los refugiados son los que huyen de su país y cruzan fronteras porque su vida, seguridad o libertad, han sido amenazadas.
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