05 marzo, 2009

Extraditado Éver Veloza, alias ‘H.H’

Justicia y Paz - Jueves, 05 de Marzo de 2009 El ex jefe paramilitar de los bloques Calima y Bananero tendrá que responder ante la justicia norteamericana por cargos de narcotráfico. Su extradición se da días antes de la formulación de 200 cargos que le tenía programada la Unidad de Justicia y Paz.
En horas de la madrugada agentes de la Dijin y dos camionetas de la Policía Nacional transportaron a José Éver Veloza, alias ‘H.H’, al aeropuerto militar de Catam desde donde salió extraditado a las 8 de la mañana en un avión de la DEA rumbo a los Estados Unidos .

‘H.H’ ha sido uno de los jefes paramilitares que más delitos ha confesado durante su proceso en Justicia y Paz, en el que ha señalado los presuntos vínculos entre grandes personalidades nacionales con las autodefensas, entre ellas Monseñor Duarte Cancino y el ex embajador Chaux Mosquera. (ver artículo completo)

Con su extradición, en Colombia quedan por esclarecer al menos 11 mil hechos delictivos que la Fiscalía había recopilado contra este ex jefe de los Bloques Bananero y Calima de las Autodefensas. Ocho mil de esos delitos estaban relacionados con la actividad de las autodefensas en Urabá y tres mil más, en el departamento del Valle del Cauca.

El próximo 20 de marzo la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía le tenía progaramada la formulación 200 cargos.

La Embajada de los Estados Unidos solicitó la extradición de Hebert Veloza García, alias ‘H.H’ o ‘Carepollo’, por los cargos de concierto para importar y distribuir en los Estados Unidos cinco o más kilogramos de cocaína desde fuera de ese país. La acusación también incluye la pena de decomiso, la cual busca la extinción de todos los bienes del ex jefe paramilitar que se hayan derivado de los ingresos que obtuvo como resultado de la ejecución de los delitos antes mencionados.

Según declaración jurada el 31 de agosto de 2007 por el detective de la DEA John Barry, Veloza, desde 1998 hasta el año 2006, "participó en una organización criminal dedicada al tráfico de cocaína, cuando inició cobrando el impuesto sobre cada embarcación tipo lancha rápida que salía del área controlada por éste, cargada con 1.000 o 2.000 kilogramos de droga, con rumbo a México, Guatemala o Panamá, y con destino final a los Estados Unidos".

La extradición de Veloza se da un día después de que el gobierno del presidente Álvaro Uribe entregara a las autoridades de Estados Unidos a Miguel Angel Mejía Múnera, alias 'El Mellizo', quien había sido detenido en mayo del 2008 y fue comandante del bloque Vencedores de Arauca.

Recientemente 'H.H' declaró en el juicio que adelanta la Corte Suprema de Justicia en contra del ex director de Fiscalías de Medellín, Guillermo León Valencia Cossio por sus presuntos vínculos con la organización criminal de 'Don Mario'; durante el juicio aceptó haber conocido a uno de los testigos claves en el proceso, Jhon Fredy Manco Torres, como segundo al mando del bloque Elmer Cárdenas de las AUC.

La Fiscalía le atribuye un parcial de 1.200 víctimas en Urabá a 'H.H.'. Su prontuario en las autodefensas comprende varias masacres, entre las que se encuentran la del Naya en abril de 2001, que dejó 27 víctimas; la de Alaska, con 21 victimas; la de Sabaletas y dos en Barragán con 9 muertos. También se le acusa de ser responsable de la masacre de 18 personas en el bar El Aracatazo, en el municipio de Chigorodó (Antioquia) y el asesinato de 19 sindicalistas en Bugalagrande (de los cuales 8 pertenecían al Sindicato de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro) y uno a la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida). (ver

¿Quién es ‘H.H’?


José Éver Veloza, alias ‘H.H’, nació en Trujillo, Valle, en 1967. Es el octavo en una familia de 10 hermanos. Su papá era mecánico tolimense y se mudaba constantemente de lugar por su trabajo. A principios de los 80's, la familia se instaló en Cubaral, Meta, y José Éver entró a estudiar primero de bachillerato. Sus hermanos mayores comenzaron a hacer viajes a San José del Guaviare, que entonces vivía del apogeo de la producción coquera, y José Éver los veía volver con mucho dinero. Eso lo tentó y se fue de raspachín a San José en 1982. Según lo recordó Vicente Castaño en unas memorias que no publicó, José Éver Veloza, venía de las Farc, lo cual tendría sentido porque por el oficio y la zona donde fue raspachín era probable que hubiera entrado a la Farc. No obstante, en entrevista con Verdad Abierta, 'HH' lo negó.

Después de raspachín, 'H.H' asegura que fue taxista en Bogotá y conductor de camión en Acacías, Meta. Allí, por un amigo de la familia que había sido comandante del Epl, alias “Gabriel”, se metió a las Auc. Una hermana de Gabriel era la mujer del “Flaco Panini” un amigo de Vicente Castaño. Llegó en 1994 al Urabá con el llamado “Grupo de Turbo” con los 20 fundadores de las autodefensas en esta zona bananera. En 1995, recién casado, el V Frente de las Farc le hizo un atentado que voló la fachada de su casa en Turbo.

A los dos meses lo ascendieron a comandante del que fue luego el Bloque Bananeros. En 1996 pidió la baja a los hermanos Castaño porque estaba abrumado con tantas muertes. Estos le dieron una licencia y se fue a Tuluá. Allí duró apenas 6 meses, pues sufrió otro ataque. Volvió a Medellín en donde le ayudó a alias “Lucas” a montar los grupos de autodefensa de Frontino, Antioquia. En Urabá, según él lo denunció a la justicia, en coordinación con la Fuerza Pública, y con el respaldo de varias empresas bananeras, fueron autores de múltiples masacres y asesinatos de quienes ellos consideraban eran guerrilleros. Fue corresponsable, según lo ha calculado la justicia, de 1.200 muertes, en la "limpieza" que hicieron de guerrilleros en la región de Urabá. Esta zona estaba bajo el mando de Carlos Castaño y Vicente Castaño, de quien Éver Veloza llegó a ser muy cercano. Tan de confianza se volvió, que confiesa haber participado en el asesinato a Carlos, según él, bajo órdenes explicitas del mismo Vicente.

A mediados de 2000 fue comisionado por Vicente Castaño para que reforzara al Bloque Calima que se movía entre Valle y Cauca, y que contra la voluntad del jefe de las Auc, se había puesto al servicio del cartel del narcotráfico comandado por 'Don Diego'. 'HH' consiguió retomar el control del Bloque Calima, expandió sus lugares de dominio, consiguió la colaboración económica de varias empresas del Valle y del Cauca y cobró 50 dólares por kilo de coca exportada por el Pacífico.

En esa gesta, el Bloque Calima dejó muchísimos muertos. La masacre más espeluznante fue la que se extendió por dos días a lo largo de la cuenca del Río Naya, entre el 10 y el 12 de abril de 2001, y que dirigió el propio 'HH', en la que mataron y mutilaron hombres, mujeres y niños campesinos indígenas. Oficialmente fueron 27 los muertos, pero hay testimonios de que pudo haber muchos más.

El 25 de noviembre de 2004, alias 'HH' se desmovilizó con 452 hombres en el municipio de Turbo - Antioquia como primer cabecilla del bloque Bananero y en diciembre del mismo año, del Bloque Calima.

Luego, en el 2006, cuando fue llamado a presentarse ante las autoridades en el proceso de paz y no teniendo orden de captura vigente, no se presentó. Finalmente en abril del 2007 fue capturado por la Dijín y fue preso en la cárcel de Itaguí.

‘H.H’ se convirtió en el más entusiasta colaborador del proceso de Justicia y Paz. Ha confesado muchos crímenes, ha contribuido con información sobre sus cómplices, ha entregado documentación y ha ayudado a identificar fosas comunes en donde se han encontrado cuerpos de desaparecidos. Informó la Fiscalía General que en el primer día de versión libre, alias 'HH' entregó una memoria USB perteneciente a Carlos Castaño, en la que se encuentra el testamento de éste, correos que les enviaba a otros dirigentes de las AUC e información confidencial de la Policía.

Sus declaraciones en versión libre ante la Fiscalía de Medellín han creado controversia ante la presunta financiación de transnacionales como Chiquita Brands y empresas como Convivir Papagayo a los paramilitares de la región. Así mismo, Veloza, insiste en la complicidad de la Brigada 17 del Ejército con sus escuadrones de la muerte. Sus confesiones ante la Unidad de Justicia y Paz han servido para abrir procesos en contra de reconocidos políticos de diferentes zonas del país.
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La Masacre de Pueblo bello

Semana. “Los hechos por los cuales estamos hoy aquí reunidos son hechos tristes, porque le han causado un inmenso daño a muchos de los presentes (…) Rechazamos estos actos y nos avergonzamos de que hayan ocurrido contra una población inocente, por lo cual les pedimos perdón a ustedes, sus padres, sus madres, sus hijos e hijas, sus hermanos y hermanas, esposas y compañeras. Lamentamos no haber escuchado sus voces antes y haberlos hecho transitar este largo camino para alcanzar justicia”.

Esas fueron las palabras del ministro de Defensa Juan Manuel Santos a las víctimas de la desaparición más grande de la historia, ocurrida en el corregimiento de Pueblo Bello del municipio de Turbo, Antioquia, el 14 de enero de 1990.

Por la omisión en la que incurrieron el gobierno y las Fuerzas Militares, la Corte Interamericana de Derechos Humanos le ordenó al gobierno de Colombia pedir perdón en un acto público a las familias de las víctimas y a pagar una multimillonaria indemnización.

Los familiares de las 43 personas que fueron torturadas escucharon el perdón de Santos. Y al mismo tiempo, recordaban las horribles palabras de un militar que les habló al día siguiente de la tragedia: “Ustedes cambiaron gente por ganado”. Una frase así era lo último que esperaban escuchar los familiares desesperados de este corregimiento, ubicado en el Urabá antioqueño. Y menos de labios de un oficial del Estado. Sin embargo, varios oyeron al teniente del ejército Fabio Enrique Rincón Pulido, adscrito a la base militar de San Pedro de Urabá, repetirla como una sentencia: “Cambiaron gente por ganado”.

La afirmación del teniente hacía referencia a la más reciente furia de Fidel Castaño Gil, el temible jefe paramilitar de la zona y cuyo enojo a la postre desencadenó el más escalofriante episodio de desaparición forzada del que se tenga registro en la historia de Colombia.

A Castaño le habían robado 42 cabezas de ganado a finales de 1989. La información que corría por todo el norte del Urabá Antioqueño indicaba que la guerrilla era la responsable del robo y que, en su huida con las reces, habían pasado por Pueblo Bello por lo que el jefe paramilitar consideraba a sus habitantes cómplices. Así se lo hizo saber a “Los Tangueros”, su escuadrón de muerte compuesto por cerca de 60 hombres fuertemente armados, entrenados y descorazonados para darle forma a la más abominable empresa criminal. Se denominaban “Los Tangueros” en honor a la finca Las Tangas en la que Fidel Castaño conformó este escuadrón paramilitar que luego sería modelo para cientos y cientos que también llevaron el horror a las más apartadas zonas del país. En Las Tangas, Fidel Castaño le dijo a sus hombres la sentencia para que estos se encargaran de hacer correr entre la gente antes de cumplirla. “Él (Fidel) había dicho que esas cuarenta y dos cabezas de ganado iban a valer cuarenta y dos personas”, afirmó un habitante de la zona que narró su testimonio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

El 13 de enero empezó Castaño a cumplir su amenaza con creces: no se llevó 42 sino 43 pobladores de Pueblo Bello, tres de estos menores de edad. “Los tangueros” arribaron al municipio pasadas las ocho de la noche, luego de superar los retenes del Ejército instaurados en varios puntos de una zona declara “de emergencia y de operaciones militares”. Se movilizaban en dos camiones y portaban armas de diferentes calibres, algunos vestían prendas de uso privativo del Ejército y otros iban de civil y cubrían su rostro con pañuelos. Cuando llegaron al parque central se distribuyeron por todo el pueblo y poco a poco y con violencia fueron sacando de las casas a 43 hombres que tenían reseñados por sus nombres en una lista. Los concentraron en el parque, los amarraron y los amordazaron y -como al ganado que le hurtaron a Castaño-, los metieron apretujados en los dos camiones de carga que de regreso pasaron nuevamente frente a los puestos de control militar al margen de la vía. Para ese entonces no se supo a dónde se los llevaron. Nadie dijo nada. Y nadie volvió a saber de ellos con vida.

Las investigaciones posteriores permitieron establecer que hacia a las primeras horas de la madrugada del 15 de enero, “Los Tangueros” arribaron con su “cargamento” a la finca Santa Mónica. Allí los aguardaba Fidel Castaño, quien ordenó dividir a los 43 hombres en varios grupos y someterlos a un interrogatorio atroz con la idea de saber dónde estaba su ganado. “Durante dichos interrogatorios, a algunos de los secuestrados les cortaron las venas, los órganos genitales o les chuzaron los ojos” dice otro testimonio ante la Corte. Se estima que unas veinte personas no sobrevivieron a tal procedimiento. Varias habrían sido desmembradas y sepultadas en fosas clandestinas. Las víctimas, vivas y muertas, fueron repartidas en toda la zona y hasta hoy no se tiene rastro de 37 de los desaparecidos.

A las primeras horas del 15 de enero, cuando los familiares de los desaparecidos se presentaron ante las autoridades buscando noticias de sus seres queridos, se encontraron con el teniente Rincón que furioso les hizo un cuestionamiento demoledor: “Y ahora por qué sí vienen, cuando se llevaron los ganados de Fidel Castaño no vinieron a denunciar eso pero ahora que se llevan a la gente sí denuncian. Eso seguro se trata de una venganza, ustedes cambiaron la gente por ganado”. No valió de nada la insistencia de que se practicara un allanamiento en Las Tangas pues “no tenía tropas para mandar”.

El luto, la desazón y la rabia de las familias afectadas se volvieron una indignación dura una semana después, cuando un grupo de militares procedente de la base militar de Carepa, Antioquia, arribaron en un helicóptero a Pueblo Bello. Al descender de la aeronave lucían uniformes y traían sobres con sumas de cincuenta mil pesos. Siguiendo una lista como la de “Los Tangueros” fueron buscando por el pueblo a las familias victimizadas para entregarles el dinero. Muchas no aceptaron la vil compra de su silencio. Por el contrario, desde entonces, empezaron a buscar la forma de encontrar justicia. Luego de agotar las instancias nacionales lograron que la Corte Interamericana juzgara el caso y el 31 de enero de 2006 lograron su propósito.

El Estado colombiano fue condenado a indemnizar con 12.500 millones de pesos a las familias de los desparecidos de Pueblo Bello. A pesar de que la justicia nacional condenó a una decena de personas, entre ellas al desaparecido Fidel Castaño por su responsabilidad en estos hechos, la CIDDHH determinó en su sentencia que el Estado creó una situación de riesgo para la población de Pueblo Bello al no tomar las medidas oportunas y eficaces para desactivar los grupos paramilitares que operaban en el Urabá antioqueño y que posteriormente faltó a su deber de garantizar los derechos de acceso a la justicia.
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