Corporacion Nuevo ArcoirisEn entrevista con la BBC, Iván Cepeda, miembro del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, y el investigador Mauricio Romero, coordinador del Observatorio del Conflicto Armado de Nuevo Arco Iris.
Luego de un difícil proceso de paz de cinco años con los paramilitares de derecha, cuyo episodio más reciente fue la extradición a Estados Unidos de varios de sus principales jefes, la gran pregunta es si ese fenómeno sigue existiendo en Colombia.
Todo depende de quién responda. El gobierno, por ejemplo, asegura que el paramilitarismo es cosa del pasado. Y así lo reiteran el presidente, Álvaro Uribe, sus ministros, sus embajadores y su comisionado de Paz.
"Hemos eliminado el paramilitarismo", dijo Uribe a comienzos de junio en Medellín, al instalar la 38 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Pero las organizaciones de derechos humanos sostienen todo lo contrario, y esta semana denunciaron nuevas amenazas de un grupo paramilitar -que se hace llamar las Águilas Negras- contra algunos dirigentes.
Las Águilas Negras
Iván Cepeda, vocero del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, reveló que él esta en una lista que hicieron circular en los últimos días las Águilas Negras, junto a dirigentes políticos y legisladores.Según Cepeda, seis sindicalistas colombianos fueron asesinados entre el pasado 23 de febrero y 12 de marzo, a raíz de una movilización nacional que se hizo contra los crímenes de Estado y de los paramilitares.
En declaraciones a BBC Mundo, Cepeda dice que él no tiene dudas" de que ahora los paramilitares han concentrado sus amenazas contra defensores de derechos humanos, sindicalistas y políticos".
BBC Mundo también habló con investigadores de la Corporación Nuevo Arco Iris, una de las organizaciones que más ha estudiado los nexos de los paramilitares con los políticos en Colombia. Ese escándalo dio lugar a un proceso judicial al cual están vinculados casi dos centenares de personas.
"Unos 10.000 hombres"
Según Nuevo Arco Iris, después de la desmovilización colectiva de 32.000 integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y la entrega de 17.000 armas, actualmente hay grupos con unos 10.000 hombres armados.
Si esas bandas no son de guerrilleros de izquierda, ¿de quiénes se trata? La respuesta es tremendamente compleja.
La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), un organismo creado por la ley que les concedió sustanciales rebajas de penas a los paramilitares autores de crímenes atroces que se desmovilizaran, habla de bandas "disidentes, rearmadas y emergentes".
Se trata de grupos muy ligados a los narcotraficantes, concentrados básicamente en cuatro regiones: la Costa Caribe y el Nororiente; los llanos orientales; el Golfo de Urabá, en el noroccidente, y la zona limítrofe con Ecuador, en el suroccidente.
En diálogo con BBC Mundo, Mauricio Romero, director del observatorio del conflicto de la Corporación Nuevo Arco Iris, admite que, comparado con lo que sucedía hace un año, cuando los cálculos más conservadores hablaban de 3.000 hombres en armas, "están creciendo el número de esos grupos y sus integrantes".
Romero sostiene que, incluso, en algunas zonas del sur del país se han detectado alianzas de esas bandas con grupos guerrilleros.
"Hay pactos circunstanciales entre "Los Machos" -ligados al encarcelado narcotraficante Diego León Montoya- y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), mientras que "Los Rastrojos" -del abatido Wilber Varela- han llegado a acuerdos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)", explica.
¿Tercera generación de paramilitares?
En su intervención ante la asamblea de la OEA el presidente Uribe admitió que 3.000 de los desmovilizados de las AUC habían reincidido, pero dijo que el gobierno los está combatiendo.
"Si restamos los que han sido conducidos a la cárcel por nuestras fuerzas institucionales, y los que han sido dados de baja por nuestras fuerzas institucionales, deben quedar en acción violenta 500 reinsertados que reincidieron", señaló Uribe.
Pero Romero cree que los números son mayores y estima que entre un 15 y un 20% de los integrantes rasos de las AUC retomaron las armas y que el porcentaje es mucho mayor entre los mandos medios y altos de los paramilitares.
Otro investigador de Nuevo Arco Iris, Ariel Ávila, dice que aunque "hasta el momento no es posible hablar de una tercera generación de paramilitares". Pero señala: "Al parecer se va para allá".
Sin embargo, Romero, quien trabajó para la CNRR, señala que todo depende que la relación que tengan esos nuevos y viejos grupos con los poderes locales.
"La insurgencia ya no tiene tanta presencia territorial y tanto poder de fuego, y el estado colombiano se ha fortalecido. Pero, como existen narcotráfico y redes regionales que todavía quieren ejercer control social y político, se dan esos grupos armados, que amenazan la democracia local", añade Romero.
Un reciente estudio de la Fundación Seguridad y Democracia, cercana al gobierno, señaló que "los grupos armados emergentes son un fenómeno persistente y creciente en el país".
Pero, más allá de la controversia por cifras y nombres de los grupos, es claro que sigue habiendo paramilitarismo en este país, aunque no de las mismas dimensiones ni características del que existía antes bajo las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
