Bogotá, 5 jun (EFE).- Las ejecuciones extrajudiciales de colombianos que han sido presentados como rebeldes muertos en combate son hechos que llenan de vergüenza y de horror, admitió hoy en Bogotá el ministro interino de Defensa y comandante de las Fuerzas Militares, el general Freddy Padilla de León.
El oficial reconoció durante una ceremonia de ascenso de 21 oficiales del Ejército y la Armada que las fuerzas de seguridad de su país han tenido "problemas, incluyendo algunos graves".
"Enfrentamos las consecuencias de casos que jamás hubiéramos imaginado posibles, como los registrados en (la población de) Soacha el año pasado", agregó Padilla de León, al aludir a los hechos que desataron en Colombia el escándalo de los "falsos positivos".
Ese fue el nombre que se dio en el país a los casos de ejecuciones extrajudiciales por parte de miembros de las Fuerzas Militares para mostrar resultados ante sus superiores u obtener beneficios, como días de descanso.
El escándalo surgió luego de que familiares de una docena de jóvenes que habían sido dados como desaparecidos en Soacha, población vecina a Bogotá, hallaron sus cadáveres en fosas del noreste colombiano.
Las víctimas habían sido reportadas como guerrilleros muertos en combate y recibieron sepultura como personas no identificadas.
Más de 1.660 casos de este tipo son investigados por la Fiscalía General, que ha procesado y detenido hasta ahora a unos 436 militares.
El comandante de las Fuerzas Militares reconoció que es la Justicia la que deberá determinar y probar "qué sucedió", tarea en la que, dijo, las instituciones castrenses mantendrán el apoyo necesario para el avance de las investigaciones.
El oficial reconoció durante una ceremonia de ascenso de 21 oficiales del Ejército y la Armada que las fuerzas de seguridad de su país han tenido "problemas, incluyendo algunos graves".
"Enfrentamos las consecuencias de casos que jamás hubiéramos imaginado posibles, como los registrados en (la población de) Soacha el año pasado", agregó Padilla de León, al aludir a los hechos que desataron en Colombia el escándalo de los "falsos positivos".
Ese fue el nombre que se dio en el país a los casos de ejecuciones extrajudiciales por parte de miembros de las Fuerzas Militares para mostrar resultados ante sus superiores u obtener beneficios, como días de descanso.
El escándalo surgió luego de que familiares de una docena de jóvenes que habían sido dados como desaparecidos en Soacha, población vecina a Bogotá, hallaron sus cadáveres en fosas del noreste colombiano.
Las víctimas habían sido reportadas como guerrilleros muertos en combate y recibieron sepultura como personas no identificadas.
Más de 1.660 casos de este tipo son investigados por la Fiscalía General, que ha procesado y detenido hasta ahora a unos 436 militares.
El comandante de las Fuerzas Militares reconoció que es la Justicia la que deberá determinar y probar "qué sucedió", tarea en la que, dijo, las instituciones castrenses mantendrán el apoyo necesario para el avance de las investigaciones.
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