Bogotá, 15 oct (EFE).- Los violentos enfrentamientos que libran indígenas y policías colombianas en distintas zonas del país han dejado por ahora dos muertos y más de 70 heridos entre los primeros, según la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
Por ahora, las fuerzas del orden, que han actuado con dureza para despejar las vías bloqueadas por los indígenas como parte de una ola de protestas iniciada este fin de semana, no han informado de bajas, aunque sí han indicado que uno de sus miembros perdió las dos manos a causa de un explosivo lanzado por los manifestantes.
Las protestas tienen como objetivo denunciar que los pueblos originarios están sometidos a un "genocidio" y que sus tierras ancestrales les son, arrebatadas por los grupos armados que operan en Colombia.
Los incidentes, que prosiguen hoy, se desarrollan principalmente en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca (suroeste), donde los indígenas son víctimas de fuego cruzado entre el Ejército y guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares.
En Cauca fue donde murieron los dos indígenas, el primero el martes por herida de bala y el segundo esta madrugada a golpe de machetes, dijo hoy en una rueda de prensa el presidente de ONIC, Luis Evelis Andrade.
También en Risaralda (centro-oeste) se produjeron choques y hay al menos 22 indígenas graves debido a una incursión policial esta madrugada, confirmó por teléfono a Efe Jorge Arce, miembro del comité regional de este departamento.
En estas zonas se mantienen la tensión, mientras las protestas se han extendido a 16 de los 32 departamentos que conforman Colombia.
"No se puede olvidar que los indígenas estamos asistiendo a un genocidio", denunció el presidente de la ONIC, quien aseguró que "la policía disparó indiscriminadamente con fusiles, lanzó explosivos y gases lacrimógenos" en Cauca, donde, según dijo, se contabilizan decenas de heridos.
Sobre la situación de los indígenas desde que Álvaro Uribe es presidente, Andrade dijo que 18 comunidades nativas presentan un "alto riesgo de extinción" debido a la amenaza de las fuerzas armadas legales e ilegales.
A ello se suman "52.000 desplazados indígenas en los últimos seis años, una cifra muy alta para sólo el tres por ciento de la población colombiana", subrayó.
También habló de 1.200 asesinatos de líderes y miembros de comunidades indígenas desde 2002, "en un 70 por ciento bajo la responsabilidad de paramilitares y fuerzas del Estado".
En lo que va de año ya suman veinte muertes de integrantes de los pueblos originarios.
"La guerrilla también ha asesinado a muchos miembros", agregó en alusión a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), otro de los agentes del conflicto armado.
"Son razones válidas para marchar", agregó sobre la convocatoria de la protesta, que comenzó de forma pacifica.
En Colombia "no se han resuelto los problemas, hay impunidad, la verdad se oculta y la memoria se pierde", subrayó.
En la misma rueda de prensa, Benito Cobaría, dirigente de la comunidad nativa Uwa, una de las más emblemáticas en la lucha contra la explotación petrolera en Colombia, pidió la intervención directa del presidente Uribe, de quien dijo "está bajo el mando del señor (George) Bush", presidente de EE.UU.
"Señor Uribe comprométase a resolver este problema, no siga derramando más sangre, no nos bote (...). La guerra no nace en los territorios indígenas colombianos, la guerra viene de otros países", dijo en su mensaje al presidente colombiano.
En todo caso anunció que si las autoridades no atienden sus demandas proseguirán con las protestas y los bloqueos.
El presidente de ONIC subrayó que los indígenas colombianos "no están de acuerdo con ninguna forma de guerra", al desmentir que se hayan aliado con las FARC, tal y como señaló el general Orlando Paez, director de Seguridad Ciudadana de la Policía.
Paez informó hoy además de que un policía perdió ambas manos al estallar un explosivo que le lanzaron los indígenas y acusó a los manifestantes de abrir zanjas en la carretera y de causar destrozos a vehículos de carga estacionados en la vía Panamericana, bloqueada por los manifestantes.
Pero la ONIC aseguró que se trata de "un proceso de movilización por la dignidad y la paz de sus pueblos" y consideró grave que el Estado colombiano se aproveche "para exacerbar su respuesta militar y su tratamiento de guerra".
Por ahora, las fuerzas del orden, que han actuado con dureza para despejar las vías bloqueadas por los indígenas como parte de una ola de protestas iniciada este fin de semana, no han informado de bajas, aunque sí han indicado que uno de sus miembros perdió las dos manos a causa de un explosivo lanzado por los manifestantes.
Las protestas tienen como objetivo denunciar que los pueblos originarios están sometidos a un "genocidio" y que sus tierras ancestrales les son, arrebatadas por los grupos armados que operan en Colombia.
Los incidentes, que prosiguen hoy, se desarrollan principalmente en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca (suroeste), donde los indígenas son víctimas de fuego cruzado entre el Ejército y guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares.
En Cauca fue donde murieron los dos indígenas, el primero el martes por herida de bala y el segundo esta madrugada a golpe de machetes, dijo hoy en una rueda de prensa el presidente de ONIC, Luis Evelis Andrade.
También en Risaralda (centro-oeste) se produjeron choques y hay al menos 22 indígenas graves debido a una incursión policial esta madrugada, confirmó por teléfono a Efe Jorge Arce, miembro del comité regional de este departamento.
En estas zonas se mantienen la tensión, mientras las protestas se han extendido a 16 de los 32 departamentos que conforman Colombia.
"No se puede olvidar que los indígenas estamos asistiendo a un genocidio", denunció el presidente de la ONIC, quien aseguró que "la policía disparó indiscriminadamente con fusiles, lanzó explosivos y gases lacrimógenos" en Cauca, donde, según dijo, se contabilizan decenas de heridos.
Sobre la situación de los indígenas desde que Álvaro Uribe es presidente, Andrade dijo que 18 comunidades nativas presentan un "alto riesgo de extinción" debido a la amenaza de las fuerzas armadas legales e ilegales.
A ello se suman "52.000 desplazados indígenas en los últimos seis años, una cifra muy alta para sólo el tres por ciento de la población colombiana", subrayó.
También habló de 1.200 asesinatos de líderes y miembros de comunidades indígenas desde 2002, "en un 70 por ciento bajo la responsabilidad de paramilitares y fuerzas del Estado".
En lo que va de año ya suman veinte muertes de integrantes de los pueblos originarios.
"La guerrilla también ha asesinado a muchos miembros", agregó en alusión a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), otro de los agentes del conflicto armado.
"Son razones válidas para marchar", agregó sobre la convocatoria de la protesta, que comenzó de forma pacifica.
En Colombia "no se han resuelto los problemas, hay impunidad, la verdad se oculta y la memoria se pierde", subrayó.
En la misma rueda de prensa, Benito Cobaría, dirigente de la comunidad nativa Uwa, una de las más emblemáticas en la lucha contra la explotación petrolera en Colombia, pidió la intervención directa del presidente Uribe, de quien dijo "está bajo el mando del señor (George) Bush", presidente de EE.UU.
"Señor Uribe comprométase a resolver este problema, no siga derramando más sangre, no nos bote (...). La guerra no nace en los territorios indígenas colombianos, la guerra viene de otros países", dijo en su mensaje al presidente colombiano.
En todo caso anunció que si las autoridades no atienden sus demandas proseguirán con las protestas y los bloqueos.
El presidente de ONIC subrayó que los indígenas colombianos "no están de acuerdo con ninguna forma de guerra", al desmentir que se hayan aliado con las FARC, tal y como señaló el general Orlando Paez, director de Seguridad Ciudadana de la Policía.
Paez informó hoy además de que un policía perdió ambas manos al estallar un explosivo que le lanzaron los indígenas y acusó a los manifestantes de abrir zanjas en la carretera y de causar destrozos a vehículos de carga estacionados en la vía Panamericana, bloqueada por los manifestantes.
Pero la ONIC aseguró que se trata de "un proceso de movilización por la dignidad y la paz de sus pueblos" y consideró grave que el Estado colombiano se aproveche "para exacerbar su respuesta militar y su tratamiento de guerra".
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