Bogotá, 12 mar (EFE).- El drama de los desplazados internos de Colombia por el conflicto armado ha encontrado en el teatro una plataforma para que sus víctimas, desde el escenario, aprendan de forma espontánea cuáles son sus derechos.
Así se demuestra en "Horacios y Curacios", obra adaptada del alemán Bertold Brecht, que forma parte de una estrategia pedagógica para las víctimas diseñada por la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).
Con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), esta obra de humor negro demuestra que en cuestiones de violencia el ser humano no ha progresado y que pervive la impotencia del hombre frente a los horrores de la guerra.
El retorno a su pueblo de Gertrudis y su hijo, desplazados por la guerra colombiana, centra la trama de "Horacios y Curacios", en la que su director, Daniel Rocha, quien toma como referencia a Hamlet, de William Shakespeare, ahonda en el profundo dolor físico y sicológico.
Rocha genera así una reflexión sobre el restablecimiento del derecho que tiene cada persona a existir con dignidad.
Es por esto que el público se ve obligado a asumir una actitud participativa en la obra, que ya ha recorrido nueve ciudades y pueblos colombianos y este miércoles fue presentada en Bogotá.
Gertrudis y su hijo, en este caso representados por actores que interpretan el papel de una familia obligada a desplazarse tras padecer daños físicos y emocionales, se encuentran a su regreso con una pareja de vecinos.
Todos ellos cometen una serie de errores cuando se disponen a reclamar sus derechos, debido a que no saben cómo hacerlo.
A continuación, se cambian los papeles y las víctimas que forman parte del público se suben al escenario para dar un giro al argumento y evitar que los actores sigan cometiendo los mismos errores.
La idea, según el director, es que las víctimas asuman el rol y se conviertan en los protagonistas.
"Esta obra va ser escrita por ustedes en la medida en que lo que nosotros queremos es que esa realidad que nosotros vamos a presentar aquí debe conducirnos a alguna otra cosa", explica Rocha a su público formado por víctimas.
Para Rocha, esta pieza teatral es un "antimodelo" de lo que deberían ser víctimas bien informadas y documentadas, que creen en el Estado social de derecho y tienen confianza.
La propuesta es un "teatro de transformación", en el que los asistentes, las víctimas de la guerra, se cuestionen: "¿Cómo hago para que la realidad de esta obra cambie?", y por consiguiente sus propias vidas.
Lo fundamental es la interacción de actores y víctimas, el manejo del miedo, la ruptura de lazos y redes sociales, y la salud mental.
También tiene por objetivo comprender las dimensiones de la reparación material y simbólica, la restitución de tierras y bienes y el buen nombre, el papel del Estado y los abogados, así como la garantía de no repetición.
"Horacios y Curacios" forma parte de una estrategia que contempla una construcción de redes de acompañamiento social y que se basa en una "caja de herramientas", compuesta por documentos de la CNRR, cuya finalidad es formar a las víctimas.
Ahora, estas 500 "cajas de herramientas" serán enviadas a distintos rincones de Colombia para educar en la apropiación de los derechos de la mano de la OIM y la AECID.
El coordinador general en Colombia de esa agencia española, Miguel González Gullón, adelantó que esta organización seguirá ayudando de manera eficaz a las instituciones del Estado colombiano y a los afectados por la guerra.
Se hará desarrollando "herramientas comunicativas, jurídicas y culturales que realmente ayuden de manera eficaz a facilitar una implementación real de todo el proceso de reparación", indicó.
La propuesta teatral de la CNRR busca así proyectar las emociones y generar espacios a las comunidades para fortalecer actitudes y prácticas en favor al respeto a la diferencia y la generación de confianza.
La idea central es que, una vez concluida la obra, el público haya asumido el mensaje de que "es el tiempo de las víctimas".
Así se demuestra en "Horacios y Curacios", obra adaptada del alemán Bertold Brecht, que forma parte de una estrategia pedagógica para las víctimas diseñada por la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).
Con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), esta obra de humor negro demuestra que en cuestiones de violencia el ser humano no ha progresado y que pervive la impotencia del hombre frente a los horrores de la guerra.
El retorno a su pueblo de Gertrudis y su hijo, desplazados por la guerra colombiana, centra la trama de "Horacios y Curacios", en la que su director, Daniel Rocha, quien toma como referencia a Hamlet, de William Shakespeare, ahonda en el profundo dolor físico y sicológico.
Rocha genera así una reflexión sobre el restablecimiento del derecho que tiene cada persona a existir con dignidad.
Es por esto que el público se ve obligado a asumir una actitud participativa en la obra, que ya ha recorrido nueve ciudades y pueblos colombianos y este miércoles fue presentada en Bogotá.
Gertrudis y su hijo, en este caso representados por actores que interpretan el papel de una familia obligada a desplazarse tras padecer daños físicos y emocionales, se encuentran a su regreso con una pareja de vecinos.
Todos ellos cometen una serie de errores cuando se disponen a reclamar sus derechos, debido a que no saben cómo hacerlo.
A continuación, se cambian los papeles y las víctimas que forman parte del público se suben al escenario para dar un giro al argumento y evitar que los actores sigan cometiendo los mismos errores.
La idea, según el director, es que las víctimas asuman el rol y se conviertan en los protagonistas.
"Esta obra va ser escrita por ustedes en la medida en que lo que nosotros queremos es que esa realidad que nosotros vamos a presentar aquí debe conducirnos a alguna otra cosa", explica Rocha a su público formado por víctimas.
Para Rocha, esta pieza teatral es un "antimodelo" de lo que deberían ser víctimas bien informadas y documentadas, que creen en el Estado social de derecho y tienen confianza.
La propuesta es un "teatro de transformación", en el que los asistentes, las víctimas de la guerra, se cuestionen: "¿Cómo hago para que la realidad de esta obra cambie?", y por consiguiente sus propias vidas.
Lo fundamental es la interacción de actores y víctimas, el manejo del miedo, la ruptura de lazos y redes sociales, y la salud mental.
También tiene por objetivo comprender las dimensiones de la reparación material y simbólica, la restitución de tierras y bienes y el buen nombre, el papel del Estado y los abogados, así como la garantía de no repetición.
"Horacios y Curacios" forma parte de una estrategia que contempla una construcción de redes de acompañamiento social y que se basa en una "caja de herramientas", compuesta por documentos de la CNRR, cuya finalidad es formar a las víctimas.
Ahora, estas 500 "cajas de herramientas" serán enviadas a distintos rincones de Colombia para educar en la apropiación de los derechos de la mano de la OIM y la AECID.
El coordinador general en Colombia de esa agencia española, Miguel González Gullón, adelantó que esta organización seguirá ayudando de manera eficaz a las instituciones del Estado colombiano y a los afectados por la guerra.
Se hará desarrollando "herramientas comunicativas, jurídicas y culturales que realmente ayuden de manera eficaz a facilitar una implementación real de todo el proceso de reparación", indicó.
La propuesta teatral de la CNRR busca así proyectar las emociones y generar espacios a las comunidades para fortalecer actitudes y prácticas en favor al respeto a la diferencia y la generación de confianza.
La idea central es que, una vez concluida la obra, el público haya asumido el mensaje de que "es el tiempo de las víctimas".
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