Bogotá, 15 oct (EFE).- Colombia, con 44,6 millones de habitantes, acoge una población indígena de 1,6 millones, constituida por 102 etnias, de las que 18 están en peligro de extinción, según la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
Precisamente la ONIC convocó desde el pasado fin de semana una "gran minga nacional" (reunión) para denunciar el genocidio del que son víctimas y reclamar sus tierras ancestrales, arrebatadas por los actores del conflicto colombiano: guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y fuerzas del orden.
La "minga" desembocó el martes en protestas masivas en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca (suroeste del país) y que se han extendido a 16 de los 32 departamentos que comprenden Colombia.
En consecuencia, las fuerzas policiales intervinieron y hoy se contabilizan dos muertos y más de 70 heridos entre la población nativa, según la ONIC.
La colonización europea inició la destrucción del territorio y vida de una buena parte de las comunidades nativas colombianas, sometidas en el último siglo a la guerra interna que vive el país, la que les ha situado en el fuego cruzado.
Los nativos reclaman su independencia e insisten en que no tienen vínculos con ninguno de los grupos que protagonizan el conflicto, aunque las fuerzas de seguridad los han relacionado en ocasiones con los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Su lema es "unidad, territorio, cultura y autonomía", dijo hoy el presidente de la ONIC, Luis Evelis Andrade, al denunciar la masiva persecución a la que asegura están sometidas las etnias nativas.
De acuerdo con cifras ofrecidas por la Organización Nacional Indígena de Colombia, "entre 2002 y 2008 más de 1.226 aborígenes han sido asesinados, 300 desaparecidos y 1.660 encarcelados".
Esto significa, según la misma fuente, que entre el primero de enero de 2002 y el 15 de octubre de 2008 ha muerto en Colombia un nativo cada 55 horas, por efecto directo del conflicto.
De acuerdo con Andrade, en el 75 por ciento de los casos las muertes han venido de la mano de las fuerzas del orden y de los paramilitares.
En ese periodo, que corresponde al Gobierno del actual presidente, Álvaro Uribe, otros 53.885 indígenas se han convertido en desplazados al verse obligados a abandonar las tierras que les vieron nacer.
Solo en los últimos quince días ha perdido la vida una veintena de aborígenes, entre ellos el ex consejero de Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) Raúl Mendoza, recordó el presidente de la ONIC.
Además, las prácticas de discriminación y exclusión han llevado a lo largo de la historia reciente a que 18 pueblos indígenas, de los 102 existentes, se encuentren en el "inminente riesgo de extinción".
Estas comunidades son los yamalero, makaguaje, pisamira, tsiripu, taiwano, piaroa, wipijiwi, muinane, yaruro, dujos, judpa, yauna, bara, ocaina, yohop, amorua, chiricoa y nonuya.
A estos datos, la ONIC agrega que otros 32 pueblos colombianos sobreviven con menos de 500 integrantes, lo que les sitúa bajo una amenaza creciente debido especialmente a los desplazamientos derivados del conflicto.
"Preferimos morir hablando que morir en el silencio. Aquí no podemos seguir callando las injusticias, el genocidio, tenemos que decir la verdad cueste lo que cueste", declaró Andrade.
El dirigente consideró que los pueblos originarios son la "reserva moral", por ello consideró necesarias estas protestas "en el marco de desarrollo de una sociedad".
Precisamente la ONIC convocó desde el pasado fin de semana una "gran minga nacional" (reunión) para denunciar el genocidio del que son víctimas y reclamar sus tierras ancestrales, arrebatadas por los actores del conflicto colombiano: guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y fuerzas del orden.
La "minga" desembocó el martes en protestas masivas en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca (suroeste del país) y que se han extendido a 16 de los 32 departamentos que comprenden Colombia.
En consecuencia, las fuerzas policiales intervinieron y hoy se contabilizan dos muertos y más de 70 heridos entre la población nativa, según la ONIC.
La colonización europea inició la destrucción del territorio y vida de una buena parte de las comunidades nativas colombianas, sometidas en el último siglo a la guerra interna que vive el país, la que les ha situado en el fuego cruzado.
Los nativos reclaman su independencia e insisten en que no tienen vínculos con ninguno de los grupos que protagonizan el conflicto, aunque las fuerzas de seguridad los han relacionado en ocasiones con los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Su lema es "unidad, territorio, cultura y autonomía", dijo hoy el presidente de la ONIC, Luis Evelis Andrade, al denunciar la masiva persecución a la que asegura están sometidas las etnias nativas.
De acuerdo con cifras ofrecidas por la Organización Nacional Indígena de Colombia, "entre 2002 y 2008 más de 1.226 aborígenes han sido asesinados, 300 desaparecidos y 1.660 encarcelados".
Esto significa, según la misma fuente, que entre el primero de enero de 2002 y el 15 de octubre de 2008 ha muerto en Colombia un nativo cada 55 horas, por efecto directo del conflicto.
De acuerdo con Andrade, en el 75 por ciento de los casos las muertes han venido de la mano de las fuerzas del orden y de los paramilitares.
En ese periodo, que corresponde al Gobierno del actual presidente, Álvaro Uribe, otros 53.885 indígenas se han convertido en desplazados al verse obligados a abandonar las tierras que les vieron nacer.
Solo en los últimos quince días ha perdido la vida una veintena de aborígenes, entre ellos el ex consejero de Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) Raúl Mendoza, recordó el presidente de la ONIC.
Además, las prácticas de discriminación y exclusión han llevado a lo largo de la historia reciente a que 18 pueblos indígenas, de los 102 existentes, se encuentren en el "inminente riesgo de extinción".
Estas comunidades son los yamalero, makaguaje, pisamira, tsiripu, taiwano, piaroa, wipijiwi, muinane, yaruro, dujos, judpa, yauna, bara, ocaina, yohop, amorua, chiricoa y nonuya.
A estos datos, la ONIC agrega que otros 32 pueblos colombianos sobreviven con menos de 500 integrantes, lo que les sitúa bajo una amenaza creciente debido especialmente a los desplazamientos derivados del conflicto.
"Preferimos morir hablando que morir en el silencio. Aquí no podemos seguir callando las injusticias, el genocidio, tenemos que decir la verdad cueste lo que cueste", declaró Andrade.
El dirigente consideró que los pueblos originarios son la "reserva moral", por ello consideró necesarias estas protestas "en el marco de desarrollo de una sociedad".
0 comentarios :
Publicar un comentario