19 julio, 2008

LA CARA OCULTA DE LA JUSTICIA Y REPARACIÓN PARA LAS VICTIMAS DE LOS PARAMILITARES parte 7

Trasponer los Límites: Iniciativas para tener Más Verdad, Más Justicia
Movimientos de víctimas
Las asociaciones de víctimas de Colombia llevan años luchando por saber la verdad, tener justicia y tratando de ubicar a de secuestros; Asfamipaz trabaja con las
familias de soldados y policías que fueron capturados por la guerrilla, y muchas asociaciones de desplazados luchan por sus necesidades inmediatas y la devolución de sus tierras.
En tanto avanzaban las negociaciones del gobierno con los grupos paramilitares, víctimas de la violencia paramilitar comenzaron a congregarse para que sus voces no quedaran excluidas de este histórico momento. Temían que la verdad sobre la violencia paramilitar pudiera ser enterrada para siempre. El 25 de junio de 2005, lanzaron el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, cuatro días después de que el Congreso colombiano sancionara la Ley de Justicia y Paz. Iván Cepeda Castro, el hijo de un senador asesinado, es una de las caras de este movimiento.

El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) es una federación abierta de agrupaciones de Temían que la verdad sobre la violencia paramilitar pudiera ser enterrada para siempre. sus seres queridos que desaparecieron.
Solamente para dar unos pocos ejemplos, Asfaddes, la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, ayuda a familiares a buscar personas desaparecidas; Mujeres de la Candelaria agrupa a las madres de las víctimas de la violencia de todos los actores armados en demostraciones y convocatorias a la acción; muchas organizaciones indígenas y afro-colombianas, como la ONIC y Proceso de Comunidades Negras, expresan los reclamos colectivos de sus comunidades; Ruta Pacífica de la Mujer realiza actos simbólicos en pro de la paz, los derechos de las víctimas y los derechos de la mujer; País Libre aboga por las víctimas víctimas de todo el país. Nació “como un
llamado a la unidad de personas y grupos perseguidos por el Estado colombiano, para dejar a un lado el aislamiento, el olvido y el miedo, con el objeto de reivindicar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral”. Celebrando conferencias nacionales anuales que son precedidas por consultas regionales, da visibilidad a los reclamos de las víctimas. El movimiento, si bien cubre un amplio
espectro, no llega a representar a todas las víctimas de la violencia paramilitar.

Estas asociaciones de víctimas tomaron la consciente decisión de ser un movimiento de víctimas de “crímenes de Estado”, es decir, de la violencia de paramilitares y de
las fuerzas de seguridad de Colombia, más que ser un frente unido con víctimas de
la violencia de la guerrilla. Esta decisión es comprensible, una reacción directa a la negativa de la sociedad y del gobierno colombiano a enfrentar la realidad de la violencia paramilitar y la responsabilidad que cabe al gobierno y a las fuerzas de seguridad no sólo por permitir sino también por ser cómplices de esta violencia.

No obstante, las víctimas de todos los actores armados están pagando el costo
de no poder, en este momento, armar un frente común. Hubo veces en que se salvaron estas diferencias; por ejemplo, instancias en que agrupaciones que representaban a víctimas de la violencia paramilitar y del ejército apoyaron los reclamos de familiares de víctimas de secuestrados y de soldados y policías capturados por la guerrilla por un “acuerdo humanitario” con las FARC, y grupos anti- secuestro que marcharon con las víctimas de la violencia paramilitar. Pero el abismo que separa a las víctimas de la violencia es profundo, al punto de que muchas veces una agrupación no logra comprender y reconocer totalmente el sufrimiento que está pasando la otra. “¿Cómo podremos encontrar la manera de unir las dos verdades?”, preguntó el Padre Mauricio García Durán, director del Centro Jesuita de Investigación CINEP. Las organizaciones agrupadas en MOVICE ayudaron a visualizar y amplificar las voces de las víctimas de la violencia paramilitar, que de lo contrario habrían estado prácticamente ocultas de la vista del público. El movimiento denunció la Ley de Justicia y Paz y mantiene abiertamente su oposición, pero también sigue presionando para que su aplicación sea mejor y reconoce los esfuerzos de la Corte Constitucional y la Corte Suprema. Ha rechazado a viva voz las reparaciones que son dádivas o totalmente monetarias, emuchos políticos locales. En la página se transcriben algunas secuencias de las audiencias de San Onofre. El movimiento también convocó una “comisión ética” de organizaciones internacionales de derechos humanos y víctimas como las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, para escuchar testimonios y emitir declaraciones, como paso previo para después llegar a una comisión de la verdad.

El movimiento tiene previsto crear un catastro alternativo de tierras robadas mediante el uso de la violencia. Si bien su instrumentación completa será técnicamente imposible, podría servir para despertar una mayor voluntad política
en el gobierno y decidirlo a apoyar esta crucial tarea. El movimiento también dio
su respaldo a un proyecto de ley destinado a impedir el surgimiento de nuevos grupos

“La muerte violenta solo deja dolor. Pero las luchas a las que se entregaron nuestros padres son alegres, ellas son nuestra motivación constante”, dijo Oscar Pedraza, hijo del desaparecido abogado Alirio Pedraza.insta a que haya reparaciones que protejan, y no sean sustitutas de, la verdad y justicia.

A la vez que intenta mejorar el proceso oficial, el movimiento de víctimas pone un mayor hincapié en generar mecanismos alternativos de verdad, justicia y reparación. Instauró audiencias alternativas de comisiones de la verdad en zonas del país que fueron más asoladas por el terror paramilitar. Sin la clase de protección que podría ofrecer una comisión de la verdad tipo ONU, el movimiento osó organizar una audiencia pública en San Onofre, un pueblo en el cual los paramilitares habían instalado campos de exterminio donde llevaban a las víctimas para torturarlas, matarlas y enterrarlas en fosas comunes, y en el cual los paramilitares gozaban del apoyo de paramilitares regulando la seguridad privada y disponiendo otras medidas.

“Hijos e Hijas por la Memoria y Contra la Impunidad”, que representa a una
generación de jóvenes que perdieron a sus padres a manos de la violencia, añade un sabor nuevo al movimiento de víctimas, aportando una expresión artística, reflexión personal y un toque de alegría. “No sólo queremos levantar la foto de nuestros padres muertos, también queremos festejar sus vidas”, dijo Diana Gómez, hija del asesor del Senado Jaime Gómez, asesinado. “La muerte violenta solo deja dolor. Pero las luchas a las que se entregaron nuestros padres son alegres, ellas son nuestra motivación constante”, dijo Oscar Pedraza, hijo del desaparecido abogado especialista
en derechos humanos, Alirio Pedraza.
Según Daniel Chaparro, hijo del asesinado periodista Julio Daniel Chaparro, “me di cuenta que [la muerte de mi papá] no era un asunto personal. Era la historia viva
del país…. Lo que pasó no merece esta negación profunda que te parte en dos”.

Cuando los cabecillas paramilitares se presentaron a debatir en el Congreso colombiano cuando se estaban ultimando los participantes a sumar sus testimonios
en un libro abierto. “Pero como lo dijo una mujer sin dientes y con un vestido harapiento, ‘No hay suficientes páginas para describir lo que he sufrido’”.58

Tanto en Bogotá como en muchas ciudades y pueblos de toda Colombia y en unas 60 ciudades alrededor del mundo, cientos de miles de personas se plegaron
al reclamo de la violencia paramilitar. Quizás la mayor virtud de este movimiento sea la sensación de que las víctimas ya no están solas. los detalles de la Ley de Justicia y Paz, Iván Cepeda permanecía en silencio en la sede del Congreso con una foto de su padre asesinado. Fuera del edificio, grupos de simpatizantes paramilitares traídos desde zonas rurales en autobuses festejaban la llegada de sus jefes. Estas fueron las reflexiones posteriores de Cepeda, “El tiempo que estuvimos ahí en el Congreso, nos sentimos completamente solos”
Quizás la mayor virtud de este movimiento sea la sensación que transmite de que las víctimas ya no están solas
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